Viviendo tiempos difíciles.
- Mariana E

- 23 jul 2021
- 3 Min. de lectura

En la historia reciente, nunca habíamos estado tan “unidos” en todo el mundo.
Nadie puede negar lo difícil y/o complejo que ha sido el último año y medio para el mundo en general. Cada país siempre ha estado expuesto a diferentes crisis en temas económicos, sociales, financieros incluso culturales.
Absolutamente todos los países se encuentran en crisis, tratando de resolver la problemática derivada del COVID-19 lo más pronto posible y sin tantos daños, sin tantas muertes. Lamentablemente ningún país ha tenido la estrategia perfecta para disminuir los casos y mucho menos una implementación de vacunación que permita seguir adelante en una nueva realidad.
Desde que esta situación dio inició, las opiniones se han dividido en todo, desde si existía o no el virus, cuál era la forma más efectiva de protegerse, si quedarse encerrados era la solución, y hoy la discusión es si nos debemos poner o no la vacuna y muchas otras situaciones por supuesto.
Sin embargo, en medio de todos estos debates, hay valores que hemos podido observar en varias personas alrededor del mundo. Uno de ellos es el respeto, esa consideración de que algo es digno y debe ser tolerado, aunque no coincida del todo con nuestro punto de vista.
Somos individuos con educación, criterio, origen, costumbres, hábitos, creencias disímiles en general, lo cual nos hace únicos, incluso dentro de nuestras propias familias. Pertenecer a un núcleo familiar no nos obliga a pensar de la misma forma o incluso a tomar decisiones iguales. Pero en el colectivo formamos parte de una sociedad, donde nuestras decisiones afectan a terceros y eso es una realidad que no debemos dejar pasar por alto. El fin de semana pasado el presidente de Francia Emmanuel Macron realizó ciertas declaraciones en función de la vacuna y la nueva estrategia para aumentar el índice de inoculación en la población, como prohibir entradas a cines, museos, restaurantes, etc., en caso de no contar con un esquema de vacunación completa.
Pero, ¿dónde queda la libertad de cada individuo?
¿Dónde queda el respeto por lo que cada quién decide sobre su cuerpo?
Esas son algunas de las muchas preguntas que podríamos hacernos, sin embargo un gobierno tiene dentro de sus funciones justamente eso, velar por el bien de la población en general, por la salud en este caso. Podrá ser una medida que no guste a muchos, pero hoy es la única medida que los gobiernos han encontrado para reducir el impacto de esta pandemia. Una pandemia que ha sumido a muchos en una crisis profunda, no solo económica, sino también emocional. El aumento de personas sufriendo depresión o temas de índole psicológico es indiscutible.
Esta semana se presentó un estudio por la Universidad de Oxford, publicado en The Lancet, donde señala que más de un millón de niños quedaron en orfandad tras perder a sus padres derivado de la pandemia, tan solo en México. Los niños no están muriendo, la incidencia de esta enfermedad es menor en ellos, lo hemos sabido a través de los múltiples estudios que se han publicado. Pero una forma de morir es perder a tus padres.
Dejar de minimizar la situación es una manera de respetarnos como individuos.
Hoy más que nunca nos damos cuenta de lo mucho que estamos relacionados, vinculados, conectados, pero no hemos logrado entender como humanidad que todos nuestros actos repercuten positiva o negativamente en los demás.
A unos días de iniciados los juegos olímpicos, donde se convierten en una celebración a nivel mundial, ojalá podamos apreciar lo que el deporte representa en nuestras vidas, perseverancia, RESPETO, UNIDAD y HERMANDAD con la participación de 200 países y casi 11,500 atletas.

Somos seres libres, pero en medio de esa libertad debería existir todo el tiempo un respeto por la persona que está frente a nosotros. No bajar la guardia en una tercera ola es nuestra responsabilidad.




Comentarios