Viviendo más, viviendo mejor: Reflexiones sobre la salud, la IA y la adultez.
- Mariana E

- 25 jul
- 2 Min. de lectura

Cuando nos hacemos adultos
La realidad es que, queramos o no, todos vamos hacia allá: hacia esa etapa de la vida adulta mayor. Y lo cierto es que la ciencia, junto con los avances tecnológicos, está haciendo su parte para que podamos vivir más y, en teoría, en mejores condiciones.
Trabajo en la industria de la tecnología, específicamente en el sector salud, centrado en el diagnóstico médico. Todos los días escucho hablar de inteligencia artificial (IA) y de todo lo que implica. Más de la mitad de mi equipo se dedica a desarrollar software para hacer más eficiente el trabajo de médicos y radiólogos. Sin embargo, a veces siento que la humanidad, como conjunto, no está avanzando al mismo ritmo. Hay millones de personas que aún no saben qué es la IA, cómo funciona o cómo podría afectarles. Y eso es válido; cada quien vive en su propia realidad. Pero lo que sí es un hecho es que la IA está transformando el mundo desde muchos ángulos… y apenas estamos viendo la punta del iceberg.
Aunque intento mantenerme informada y usar diversas herramientas, la verdad es que a veces me siento rebasada por el tema. Mi próxima lectura será justo sobre cómo la IA está influyendo en aspectos tan importantes como la economía, la salud y nuestros hábitos diarios.
Hoy quiero enfocarme en la salud. Porque aunque la tecnología avanza y puede ayudar, nosotros seguimos tomando las mismas decisiones de siempre. Sí, probablemente vivamos más, pero… ¿cómo queremos vivir más?
En una conferencia reciente escuché que el 60% de la población desarrollará una enfermedad crónica. Las enfermedades crónicas son aquellas que persisten en el tiempo, no se curan, aunque muchas pueden controlarse con tratamiento. Ejemplos: diabetes, hipertensión arterial, asma, EPOC, artritis reumatoide, cáncer y enfermedades cardiovasculares. Todas nos suenan conocidas, ¿verdad?
Entonces me pregunto: ¿la IA realmente nos ayudará a tener mejores diagnósticos? ¿Podremos prevenir más enfermedades? ¿Ofrecer tratamientos personalizados según nuestro perfil genético? Posiblemente sí. Pero también hay que aceptar que no todos tendremos el mismo acceso a esas tecnologías. Existe un costo, una brecha, una desigualdad.
Y por eso, más allá de lo que la tecnología pueda ofrecernos, cuidar nuestra salud sigue siendo nuestra responsabilidad más grande. Comer mejor, dormir bien, movernos más, reducir el estrés… Estas decisiones siguen estando en nuestras manos.
Hoy, por ejemplo, en una conversación con amigos surgió el tema de la pensión y de cómo probablemente no nos alcanzará. Por eso hablamos de Afores, un tema que abordaré más adelante. Pero lo que quiero resaltar es que asumir la responsabilidad de nuestras decisiones—económicas, de salud o personales—es parte fundamental de la vida adulta. También eso es planear tu vida.
🧩 Me encantaría leerte. ¿Qué opinas tú sobre la inteligencia artificial y su impacto en la salud?




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