Todos somos personas pero, ¿todos somos iguales?
- Mariana E

- 28 jun 2021
- 2 Min. de lectura

El prejuicio es una carga que confunde el pasado,
amenaza el futuro y hace inaccesible el presente.
La realidad es que no. Nadie es igual a ningún otro ser humano, todos tenemos nuestras similitudes en algunos aspectos: nos podrán gustar cosas, lugares o comidas por ejemplo, pero en muchas ocasiones detrás de esas similitudes se ocultan grandes diferencias. Cada uno de nosotros es único y eso hace que la vida se convierta en toda una experiencia, en un aprendizaje continuo.
Conocerse no es sencillo, es un trabajo que lleva años y que incluso jamás se termina; día a día nos vamos descubriendo a través de diferentes situaciones y experiencias. Es un trabajo que nadie nos enseña, nadie nos dice cómo hacerlo, no se nos da una guía y tampoco existe una materia en el colegio para hacerlo. Con las pocas o muchas herramientas que vamos teniendo en la vida, nos descubrimos… y veces, pasado el tiempo nos empezamos aceptar, a valorar y a reconocer.
Desde muy niña entendí que no todos somos iguales y que no tenemos los mismos gustos e intereses, eso me quedó claro en el colegio y fue a través de mi familia que aprendí a respetar y valorar lo que todos somos como seres humanos.
Respetar las diferencias y valorar lo que las personas son por el simple hecho de existir.
Entendí también que el amor ocurre de mil formas posibles y que es el sentimiento más genuino y noble, que en muchas momentos el amor es lo que mueve a las personas y que el amor es eso que nos lleva también a ser nuestras mejores versiones.
El amor es un sentimiento hermoso para ser escondido.
Vivimos llenos de etiquetas, de lo que la sociedad ha marcado a través de la historia como lo “correcto”. La verdad es que como seres humanos seguimos siendo muy básicos y no hemos podido crecer en muchos temas simplemente porque no hemos aprendido apreciar las diferencias.
Cuando estaba pensando en escribir sobre este día, lo quería llenar de datos, de teoría, de cuándo surgió el movimiento, de las “n” banderas que existen para nombrar a cada comunidad, pero de nada serviría eso.
La realidad es que debemos aceptar y reconocer las diferencias que existen entre nosotros. Y amar esas diferencias. Evolucionar como especie humana.
Pareciera que quiero un mundo utópico, pero no… en realidad, solo espero ver un día un mundo que acepte lo que hemos llamado “nuestras diferencias”.
Porque son esas diferencias lo que nos hacen únicos.




Comentarios