Tiempos actuales, tiempos difíciles.
- Mariana E

- 20 ago 2021
- 3 Min. de lectura

Estamos de paso en esta vida, por tanto,
procuremos dejar huellas y no cicatrices.
Nada de lo que está ocurriendo en el contexto actual es sencillo, absolutamente nada, no importa por donde lo veamos. Tristemente estamos viviendo tiempos muy difíciles; en el pasado, sin lugar a duda, han existido otras crisis, otras guerras, otras pandemias, pero a diferencia del pasado, hoy en día contamos con un enorme acceso a la información, por lo que no podemos permanecer inmunes ante ninguna situación.
Con toda la información a nuestro alcance, podría parecer fácil mantener una postura, una crítica consciente o simplemente eso, estar informados. La cantidad de información que recibimos todos los días es colosal, no terminan los juegos olímpicos cuando ya estamos volcados hablando de lo que acontece en nuestra comunidad, nuestro país y en el mundo.
Es un privilegio de muchos el tener acceso a la información; aunque de qué sirve si la gran mayoría no es capaz de analizar, digerir esa información para tener una opinión concreta, sustentada y propia. Nuestras ideas están formadas en muchas ocasiones de lo que vemos, leemos, escuchamos… pero la pregunta es ¿cuándo nos sentamos realmente ha ponderar nuestra postura sobre diversos temas? Marionetas vivientes de la información… insisto, para los que tienen el privilegio del acceso a la información.
Hay otras personas que también resultan privilegiadas. LA IGNORANCIA ES SINÓNIMO DE FELICIDAD: si se desconoce de las cosas, pareciera que se cuenta con inmunidad y que nada de lo que ocurre afectaría la vida cotidiana, pero hoy es difícil vivir ignorando todo lo que ocurre, el común es estar expuestos a información desde distintas plataformas. De acuerdo con cifras de 2018, la consultora Domo realizó una infografía titulada “Los datos nunca duermen” donde lo que se encontró es que se veían 97,222 horas de video en Netflix, 4,333,560 videos de YouTube, eran enviados 473,400 tuits, se realizaban 176,220 llamadas de Skype, se subían a Instagram 49,380 fotografías, Spotify reproducía 750,000 canciones.
¿De qué nos sirve conocer toda esta información? Si lamentablemente los problemas más grandes del mundo siguen sin resolverse y el fondo de muchos de esos temas sigue siendo el mismo, la lucha por el poder, por dominar a otros, por colonizar a través de las ideas.
¿De qué sirve que los hombres más ricos del mundo lleguen a la luna más rápido que nunca? ¿De qué sirve que un paquete, un libro, llegue a tu casa al día siguiente de que lo solicites? ¿De qué sirve un auto eléctrico? ¿De qué sirve tener avances en tecnología que nos han hecho creer que nos “conectan” más cuando ha sido todo lo opuesto?
¿De qué sirven todos estos avances, si no hemos entendido lo básico, a respetarnos como humanidad, a reconocernos como seres humanos, individuales, con gustos, creencias y hábitos diferentes?
Tiempos difíciles, duros y tristes son los que estamos viviendo. Sería lamentable no reconocerlo.
En medio de una pandemia sin resolver, en medio de la mayor crisis sanitaria de los últimos tiempos, estamos viviendo una crisis global sin precedentes. Por mencionar solo algunos casos: la crisis de Haití, el país más pobre de América Latina. El pasado 7 de julio, el presidente Jovenel Moïse fue asesinado en su casa; hace una semana, se suma la crisis debida a un desastre natural, un sismo de magnitud 7.2 y esta semana una tormenta tropical. Cuba, con multitudinarias protestas en contra del régimen y las pobres condiciones en las que vive la gran mayoría de la población desde hace décadas. México, done la lucha de poder es constante; ejemplos de ello, enviar nuevamente a votación la revocación de mandato, el regreso de niños a las escuelas siendo que estamos en el peor pico de la pandemia, la tercera ola desde que inició esta situación.
Hace unas semanas, la ONU publicó un reporte acerca del cambio climático y del impacto tan fuerte que como humanidad hemos provocado en el mundo, con repercusiones tan claras como las inundaciones en Bélgica y Alemania nunca antes vistas, entre otros muchos ejemplos.
Myanmar (también conocido como Birmania), otro país que se estaba abriendo al mundo y vuelve a manos de los militares. En el mes de febrero, el ejército dio un golpe de estado y detuvo a la dirigente y Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, considerada por muchos como "la madre de la patria". Un conflicto eterno, el cual vale la pena abordar en otra entrega. Y esta semana sumamos una noticia lamentable, la toma de Kabul, la capital de Afganistán por parte de los talibanes, donde vemos lo peor de algunos seres humanos: matar, no respetar las diferencias, violar y transgredir a las minorías.
Tiempos difíciles, oscuros, con profundas crisis sociales, económicas, políticas y sanitarias. Un tiempo que varias generaciones no olvidaremos, en el que debemos seguir trabajando desde nuestros espacios para tener un mundo mejor, donde haya espacio para la paz, la armonía, y la estabilidad. Estamos siendo rebasados como humanidad, producto de intereses, poder y avaricia… tiempos difíciles.




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