Tepoztlán de mis amores.
- Mariana E

- 25 abr 2022
- 3 Min. de lectura

Ese lugar al que volvería ¡siempre!
Tepoztlán siempre será ese lugar mágico para mí. Para los que vivimos en la CDMX o en Morelos, visitar el Tepozteco es un must. Es necesario alguna vez en la vida.
Después de dos largos años de no poder ir porque estaba cerrado debido a la pandemia de COVID, hace un par de días decidí tomar camino a uno de los lugares que más disfruto por un sinfín de razones que les compartiré en esta entrega.
¿Cuántas veces he subido el Tepozteco? La verdad es que ya he perdido la cuenta, antes de que iniciara la pandemia solía ir cada 3 o 4 meses, a veces sola, a veces con amigos, otras muchas con mis alumnos. Es entre reto y un momento de conexión.
¿Mariana, de qué me hablas con conexión? Existen espacios para mí, que tienen una energía muy particular, donde simplemente observar, escuchar o caminar, me llenan de inspiración y energía al mismo tiempo. Además debo confesarlo, subir el cerro del Tepozteco me encanta, soy buenísima (sí, yo misma echándome porras), pero bajarlo siempre ha sido un reto jajajaja, eso de bajar no es lo mío.
En fin… íbamos con toda la ilusión, pero ésta se vió opacada a los pocos metros de iniciar nuestra caminata. Hace menos de un mes ocurrieron una serie de incendios premeditados, lo cual me llenó de coraje y mucha tristeza, más allá de que no pudimos subir. La realidad es que existe una falta de consciencia generalizada, de todo el daño que los seres humanos le hacemos al planeta. Siempre he dicho que si estamos aquí, dejemos huellas lindas y tratemos de impactar lo menos con nuestras acciones a un planeta que nos da todo y de manera gratuita.
La ONU decretó en 1970, el día 22 de de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra, con el objetivo de concientizar a las personas del cuidado de nuestros recursos naturales.
En México –y me da pena tristeza decirlo– estamos lejos de que esto ocurra. El incendio que ocurrió hace algunas semanas y que duró aproximadamente 3 días, dejó una zona afectada de 105 hectáreas de pino-encino y selva. Las autoridades decidieron cerrarlo en época de sequía, es decir los meses de febrero, marzo y abril, pero también es probable que la veda actual dure varios años debido al daño que sufrió la zona.
Más allá del coraje que pueda sentir, la realidad es que este lugar es un gran atractivo y muchas personas viven del turismo y es por eso que me decidí a compartir esta experiencia. Si bien muchos vamos para subir el cerro y recargar energía, la realidad es que caminar por sus calles y comer en algún restaurante siempre valdrá la pena.
Les comparto los imperdibles para mí y sí, siempre que voy a Tepoz suelo hacer lo mismo… en mi maravillosa estructura jajajaja.
Tomar una michelada…. Uuuufffff (generalmente bajando el Tepozteco)
Desayunar en Los Colorines (tip: lleven efectivo)
A la salida, pasar por unos deliciosos panqués a Lolas, no saben la joya de panqués. Mis favoritos: zanahoria y elote.
Caminar por sus calles y chacharear (término que utilizamos en México para comprar cosas en muchas ocasiones innecesarias)
Por supuesto una Tepoznieve (y aquí dependo de mi mood, pero qué tal una de mamey, ¡¡¡delicia!!!! )
Y aunque no nos quedamos hasta la tarde, vimos una que otra terraza que prometen bastante

En fin, Tepoztlán siempre será una opción para los que buscamos qué hacer y salir de la rutina, a solo unos 45 minutos tomando la carretera hacia Cuernavaca. Buscar esos espacios para caminar, recorrer calles empedradas y disfrutar de comida deli!!!
El pueblo está lleno de una cosa rara de mucha energía, una energía brutal.
Chavela Vargas








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