Tenemos tarea, a una semana de las elecciones.

Hoy, el poder es más fácil de obtener,

más difícil de usar y más fácil de perder.

Moisés Naim

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Estamos a menos de una semana de las elecciones más importantes para México, donde se estará votando por 21,368 cargos y 15 gubernaturas, se renovará la Cámara de Diputados y serán electos 500 legisladores, 300 por mayoría relativa y 200 por la vía plurinominal, tal como lo marca el artículo 51 de la Constitución Política.

La gran realidad de todos los votos que se darán será más por un tema de partido que de candidatos. Y es en esta parte donde entra la tarea que tenemos todos como ciudadanos, la cual debería de ser conocer a quienes nos representarán los próximos años, identificar cuáles son sus propuestas, cómo ha sido su trabajo y experiencia. Con esta información podremos dar un voto realmente válido.

La democracia es el poder del pueblo, nos lo han dicho toda la vida, que el poder reside en el pueblo; hoy en día lo dudo de manera considerable, el poder reside en las cúpulas de este país, en los políticos que pasan de un partido a otro, buscando sus propios intereses, queriendo enriquecerse y en un grupo selecto de empresarios que con cada cambio de gobierno unos se ven más favorecidos que otros. Realidades que todos conocemos y a las cuales estamos expuestos, siempre y cuando queramos verlas y reconocerlas. Al final formamos parte de un sistema, pero debemos de entender cómo es que juega.

Bajo este panorama, resulta difícil pensar que nuestro voto tiene ese poder de cambiar al país, pero sí es a través de él que nos volvemos corresponsables como ciudadanos de pensar quién queremos que nos represente.

La complejidad electoral de 2021 mostrará qué apoyo retuvo AMLO en la primera mitad de su mandato o, por el contrario, cuánto espacio recuperará la oposición.

Se han dado muchas situaciones desfavorables desde la llegada de AMLO al poder. Aunado a ello, una pandemia que lamentablemente poco ha ayudado a este gobierno en diferentes frentes y sumando el desastroso manejo de la misma, sobre todo por las elevadas cifras de fallecimientos que registra nuestro país. Solo Estados Unidos, India y Brasil tienen más muertos que México. Y no olvidar el desdén inicial que mostró López Obrador hacia la pandemia, así como su reiterada negativa a portar cubrebocas en público.

La toma arbitraria de decisiones y el abuso de la consulta popular, son otras de las flaquezas del gobierno.

Pareciera que de cierta forma estamos perdiendo años muy valiosos para nuestra generación, pero también para las que vienen. Los buenos resultados tangibles han sido pocos y puede pensarse que estamos exigiendo demasiado para un país que trae un retroceso en varios aspectos, ¿pero no era este el momento de un cambio de raíz?

Hay dos éxitos que pudieran parecer reales: cuestionar las prioridades públicas fijadas por las élites mexicanas (en este aspecto ha puesto a temblar algunos, pero hay muchos otros que siguen protegidos) y aprobar una reforma laboral histórica. Permitió que el salario mínimo general recuperara veintiséis años de pérdidas en poder adquisitivo. En la frontera recuperó más de tres décadas. En 2008, 33 % de los trabajadores no ganaba lo suficiente para satisfacer la canasta alimentaria, cuando AMLO ganó la elección esa cifra era del 39 por ciento. Actualmente, mexicanos con empleos formales no pueden ni mantenerse a sí mismos con lo que ganan. Más aún, el 90 por ciento de la población en México ha visto disminuir sus ingresos en los últimos cuatro años.

Estos son solo algunos aspectos de lo que ha ocurrido en este gobierno y cada uno tendrá su análisis de lo bueno y lo malo, con la justa perspectiva que esto amerita.

A menos de una semana ¿conoces quiénes son tus candidatos? ¿cuáles son sus propuestas? ¿cuál ha sido su trayectoria?