Sobrevivir en la frontera: Haití.
- Mariana E

- 24 sept 2021
- 3 Min. de lectura

Cualquier vida privada de la libertad, es una especie de muerte.
Sería extraordinario poder vivir en un mundo donde en realidad todos tuviéramos la libertad de viajar, conocer, trabajar y realizarnos como seres humanos sin que existieran fronteras entre los países, un libre desplazamiento.
Sin embargo, a nivel mundial eso es simplemente una utopía que jamás me tocará ver y que, al contrario, cada día vemos y nos enfrentamos a más restricciones de personas, de viajes y luchas por intereses territoriales y de toda índole en todo el mundo. Si lo vemos en su justa medida, las migraciones que están ocurriendo son producto de la falta de oportunidades, de recursos y de libertades, entre muchas otras causas, las cuales resultan básicas para la realización de cualquier ser humano.
En América Latina estamos viendo la mayor crisis de migración de la historia, iniciando con Venezuela y esta semana pudimos observar imágenes realmente dolorosas sobre lo que está ocurriendo con los migrantes haitianos. Pocas serían las personas que estarían dispuestas a dejar sus raíces, sus familias, usos y costumbres por migrar a otros países si encontraran en su lugar de origen todos los recursos suficientes para al menos tener una vida digna. Esto no ocurre, los gobiernos –y hoy son muchos en el mundo– no están logrando dar esa base para que millones de personas puedan tener mejores oportunidades.
Es algo inhumano lo que estamos viendo con casi 15,000 personas que se encuentran bajo un puente que divide a México y Estados Unidos.
Las imágenes son desgarradoras… pare ellos hoy no se trata ni siquiera de vivir, muchos están buscando simplemente sobrevivir.
¿Por qué Haití, por qué ahora? El tema no es de hoy, al contrario, lleva bastante tiempo producto de desastres naturales y recientemente de la muerte del presidente Jovenel Moïse que simplemente vino a recrudecer la realidad de un país que vive sumergido en la pobreza desde hace décadas. En 2010, un devastador terremoto que muchos recordamos ocasionó que miles de haitianos migraran hacia países de Sudamérica.

¿Y qué pasa con México en medio de toda esta crisis? Por supuesto que no lo estamos haciendo nada bien: el primer paso es la frontera a través de Tapachula, Chiapas y hoy estamos convirtiendo a Ciudad Acuña, Coahuila en el segundo embudo del país, simplemente porque no hemos decidido abordar este tema con las medidas que se requieren. Y esto tampoco es nuevo para México, en 2017 nuestro país dejó de ser un lugar de paso, se convirtió en un destino para muchos haitianos.
Muchos de estos migrantes haitianos no tendrán éxito en su intento de ingresar a EUA y muchos buscarán quedarse en México, como en su momento buscaron hacerlo en Brasil (2010). ¿Estamos preparados como país? La respuesta es sencilla: no lo estamos desde diferentes ángulos. Y aunque miles de haitianos teman por su vida en México debido a las redadas y al crimen organizado, en el inconsciente está la idea de que encontrarán más oportunidades aquí que en Haití.
¿Y Estados Unidos? El planteamiento es claro, y lo dijo hace algunos meses Kamala Harris, no quieren a ningún migrante que no cumpla con los criterios de seguridad claramente establecidos, incluso en su discurso en Guatemala fue puntual: “no vengan a EUA”; pero con esto tampoco imaginamos que en plena crisis el gobierno estadounidense decidiera salir a caballo y lastimar a las personas de esa forma. Esta ola migratoria también se debe a que Washington amplió los plazos para un programa de protección temporal conocido como TPS.
Inhumano verdaderamente lo que está ocurriendo en muchas partes del mundo; en la frontera entre México y EUA es algo sin precedentes, sin un plan concreto, sin una acción asertiva que ayude a todas estas personas, quienes en su mayoría son niños. De acuerdo con cifras de UNICEF, dos de cada tres de los cientos de migrantes son niños y mujeres, incluidos recién nacidos.
Existen ideas, reuniones de mandatarios, está la ONU involucrada en esta situación, pero la realidad es que seguimos viendo como la vida de miles de personas está a expensas de decisiones que no los llevarán a tener una vida mejor. Deportarlos a su país (Haití) no solucionará el problema.
Todos los gobiernos tienen sus crisis, el nuestro es un ejemplo en diversos temas. Esto es solo el resultado, la consecuencia de la enésima crisis política a la cual se enfrenta Haití, llevando con ello a miles de personas a tratar de sobrevivir. Y con ello, a cuestionarnos sobre la vida de miles de personas que solo buscan mejores oportunidades.




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