¿Nos han quitado nuestra libertad?

Ser libre es de las cosas que más puedo extrañar. El poder tomar decisiones en función de lo que más disfruto hacer, como ir a correr, salir a las montañas, conectar con la naturaleza, por supuesto abrazar, besar, saludar a mis personas más cercanas, ir a la escuela, visitar a mi familia, comer en mis lugares favoritos, ir por un helado y caminar.

Hemos perdido lo más preciado que tenemos como seres humanos, la libertad.

Y saben que no me gusta ser fatalista o pesimista, todo lo contrario, me considero una persona sumamente positiva que a veces raya en un mundo rosa, que a veces se destruye y se vuelve a construir. Entre sucesos que me pasan y claro, tantas noticias que nos invaden en todo momento, donde hemos perdido mucho de humanidad al pensar que solo son cifras, cuando en realidad son vidas. Vidas.

¿Por qué cuando ya no tenemos algo lo valoramos aún más?, o incluso, ni siquiera lo habíamos pensado o valorado, solo lo dábamos por sentado. Creo que muchos de nosotros nunca habíamos valorado nuestra libertad o no le dábamos la importancia que tiene.

¿Tú te sientes libre?

¿Por qué ya no me siento libre?

Por una respuesta que lleva en mi cabeza semanas. MIEDO.

Y lo peor que podemos sentir como seres humanos es miedo. No podemos actuar desde el miedo de que algo nos va a pasar. Lo dije hace tiempo, cuando hay amor no hay miedo. Sin embargo, la realidad en esta ocasión me rebasa de manera importante. Me da miedo salir y ver que no puedo ser mi yo más natural. Porque simplemente tengo miedo y debo seguirme cuidando, por mí y por todas las personas que amo.

La nueva realidad de la que tanto se habla nos transformará como seres humanos por un tiempo, ¿después volveremos a ser los de siempre?. No lo sé, hay todo tipo de consciencias, pero lo que sí es un hecho es que este año he perdido –por ahora– algo de lo más valioso que existe y que jamás había agradecido de manera consciente, mi libertad.

Porque uno puede ser libre de mente y tu imaginación te puede llevar a lugares increíbles, con mis libros como grandes compañeros, o incluso a través de la música. Pero, ¿dónde dejo a la Mariana que ama el contacto con la naturaleza, a la que su cuerpo conecta cuando se pone a correr?. Porque para descubrir a esa Mariana pasaron muchos años y no estoy apegada, solo sé lo que me hace feliz y siento que me lo quitaron y que vivo como parte de un sistema que está buscando sus propios intereses.

Dejándome de lado, hay muchas personas sumamente tristes, aún estando en casa. Hay personas deprimidas, tratando de entender lo que está pasando, pero más allá de eso, tratando de entenderse y poder levantarse día con día intentando hacerlo diferente, cuando es un poco complicado.

Encontrarme en esta situación me ha llevado a reinventarme día tras día. ¿Noches de insomnio?, casi todas, cuando mi sueño antes era sumamente profundo. Tardes enteras de contemplar el cielo y refugiarme en los libros. En fin… extraño mi libertad.

Pero sin duda soy afortunada porque puedo cuidarme y estar trabajando desde casa , pero eso no lo es todo. El ser humano necesita contacto físico, cercanía, presencia. Y yo he extrañado celebrar todos los cumpleaños de mi familia; incluso no poder despedirnos de los que se han ido y no necesariamente por CoVid.

La libertad nadie nos la puede quitar. Cada uno de nosotros deberemos aprender a trabajar con esos miedos para poder salir de esto a reconstruirnos. Dejar los miedos cuando llegue el momento y volvernos a encontrar.

No todo es malo, insisto, hoy me escucho más que nunca. Trato sentirme lo mas posible, porque no todos los días son sonrisas; muchos días son tristes, otros amargos y vale la pena también sentir eso. Estamos en un proceso.

He redescubierto que a través de las miradas también nos sonreímos, y nos decimos muchas cosas.

Una última pregunta:

¿Qué valoras hoy de tu vida que no te habías dado cuenta?

Te dejo un abrazo.

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