NO PUEDO QUEDARME CALLADA, NO PUEDO PERMANECER INMUNE.
- Mariana E

- 18 feb 2020
- 5 Min. de lectura

Cuando surgió la idea de este blog era para poder hablar de muchos temas que me preocupan y ocupan y este no es para nada la excepción, sino todo lo contrario. Pocas veces publico o comparto mi postura al respecto, ya que siento que no tengo todos los elementos para hacerlo, sin embargo este post va porque al escribir me he encontrado con una versión de Mariana que hace consciencia y se cuestiona de un sinfín de temas. No espero que estés de acuerdo conmigo –y mejor si no lo estás, debatamos–, sin embargo, ojalá que estas líneas te sirvan para generar un poco de reflexión acerca del contexto que estamos viviendo en México y lo importante que resulta hablarlo.
Tan solo la palabra me causa escalofríos, rabia, impotencia y mucha tristeza.
La semana pasada fue Ingrid, los detalles, fotos y demás muchos lo conocen, no necesariamente por las razones correctas y lo digo porque para muchos es sólo morbo, tristemente. En mi caso, siempre he querido no saber de estos temas, la razón es muy sencilla, no puedo concebir el horror que hay en el mundo. Puedo sonar sentimental y no me importa, pero sí me parte saber que esto puede ocurrirle en cualquier instante a cualquier niña. Por lo que no puedo seguir sin saber sobre esto, sin abordarlo en una mesa, porque hoy más que nunca debemos cuidarnos unas a otras, debemos ver más por nosotras y creo que podemos informarnos más y reconocer estas situaciones sin caer en el morbo y la falta de conocimiento de lo que ocurre. Pensando que a mí no me va a pasar, por ejemplo. Carajo mujeres, ¡seamos un poco más empáticas!, no porque pienses que no es tu realidad; estás en este país y convives con esta sociedad que cada vez más grita ¡YA BASTA!.
Las cifras del 2019 hablan de 1,200 casos y creo que el número se queda corto. Hoy otro caso que no puedo concebir: la historia de Fátima particularmente me partió, hoy al subirme al auto escuché la noticia y no pude evitar pensar en mí, hace algunos años… en una época de mi vida yo fui esa niña que se tenía que salir del colegio y esperar a mi mamá afuera, sin supervisión alguna o acompañada de algún maestro. Por cuestiones de horario, mi mamá pocas veces llegaba a tiempo por nosotros y la verdad es que siempre tuve mucho miedo de que me pasara algo. Mi hermano, al ser hombre o no lo sé, siempre fue mucho más relajado en este sentido pero yo siempre tuve mucho miedo, agradezco infinitamente que nunca me pasó nada. –No puedo creer que sigan estas prácticas en algunas escuelas, sabiendo la situación en la que se encuentra el país–. Más tarde, en mi adolescencia, me cuestionaba por qué los hombres nos gritan en las calles "piropos". Y me preguntaba por qué demonios lo tengo que aceptar. Lo peor de todo es que muchas mujeres en México aprendimos a vivir con esa realidad.
Derivado de esto, quiero tomar mi blog y este espacio para compartir mi postura al respecto y además porque no me puedo quedar callada, no puedo seguir guardando silencio ante todo lo que ocurre y no hablarlo, no tocar el tema y hacer conciencia, porque me interesa el mundo en el que habito, porque me duele lo que está pasando en mi país. Porque la semana pasada era Ingrid y hoy es Fátima y la realidad es que hay tantos nombres.
¿Cuántas mujeres tienen que morir en estas condiciones para que detengamos esta situación?
¿Cuántas historias debemos seguir escuchando para que no sea una más?
Y sí, los casos más sonados han sido mujeres, sin embargo no dudo que también sean muchos niños y adolescentes. Y no es que sea feminista, porque el significado no me llena en realidad. No busco ser igual a los hombres, entiendo perfectamente mi posición de mujer. Lo que sí busco es equidad, respetándonos y reconociendo a cada uno hombre y mujer. Pero parece que los valores de nuestra sociedad están totalmente jodidos, se han podrido.
Sumando a esto, las declaraciones del presidente de México. Me indignan y me llenan de rabia. Sus respuestas ante la situación me parecen inconcebibles.
"Que si las mujeres exageramos, que si somos agresivas."
No creo que seamos nada de esto… más bien estamos cansadas, hartas de la situación en la que vivimos. Y entonces surgen las preguntas obligadas.
¿Cómo es posible que diga "que tiene la conciencia tranquila", cuando la suma de asesinatos crece cada día, en cantidad y crueldad?
¿De qué sirven tantas horas y declaraciones ante la prensa, que solo revelan su incapacidad e ineptitud ante una realidad que evidentemente lo rebasa?
¿Tenemos un gobierno machista, indolente, que se esconde culpando al neoliberalismo para lavarse las manos y negar su responsabilidad y su obligación de dar seguridad a los ciudadanos?
Hablar de feminicidios es hablar de asesinatos. Pensaríamos que es lo mismo, y ciertamente lo es. Pero hay un detalle que hace la diferencia: vivimos en un país tradicionalmente machista, y el asesinato de una mujer tiene una carga implícita de vulnerabilidad ante el hombre. No porque la mujer sea débil (y seguro que no lo es), sino porque así hemos sido educados como sociedad y es justo lo que debemos cambiar. Pienso que sin irnos a los extremos, debemos encontrar el justo medio, y eso sería tener respeto por el otro, por los demás, por la vida. Vaya, ¿por uno mismo! Seas mujer u hombre.
Y retomo las palabras de Olivia Cerón:
No nos quieran explicar a nosotras por qué nos matan.
No nos diga cómo debemos protestar.
No queremos escuchar sobre el neoliberalismo y purificación de la vida pública.
No queremos decálogos, queremos acciones, perspectiva de género.
Para seguir poniendo un poco de contexto del papel de la mujer en el mundo, les comparto algunos datos:
Las mujeres y las niñas continúan realizando más de las tres cuartas partes de la cantidad total de trabajos de cuidados no remunerados, mientras que el trabajo doméstico es comúnmente mal remunerado y se realiza en condiciones precarias.
A las mujeres del todo el mundo se les paga un 63% del salario que se le paga a los hombres.
El 70% de las mujeres han experimentado violencia física y/o sexual por parte de una pareja intima en su vida.
¿Por qué seguir callando?
Cuando el feminicidio es una realidad, no es un distractor. Me parece que el silencio, la falta de conocimiento, la falta de interés por parte de muchos nos ha llevado a esta situación, a vivir en un país sumamente violento, lleno de miedo. Porque mi realidad es que no camino tranquila por las calles, porque tengo que vivir en un mundo donde en muchas ocasiones los hombres pasan por encima de las mujeres.
¿Por qué tengo que vivir así?
¿Puedo parar esta situación?
Desafortunadamente no creo que las cosas cambien en breve, incluso ni en un mediano plazo y lo más seguro es que en esta vida no podré vernos como mujeres en una posición más favorable.
Me encantaría, pero la realidad supera toda ilusión, por lo menos aquí en mi país.
¿Cuáles son sus causas, que ámbitos apoyan, cuáles son sus motivos?
Esta es una oportunidad para unirte a una causa mayor… #NiUnaMenos




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