Educación: de los grandes retos de la pandemia.

Enseñar es enseñar a dudar.

Bien sabemos que una de las fortalezas de México nunca ha sido la educación, y tal parece que para el gobierno ha sido una buena estrategia no impulsar este tema en el país y frenar cambios en este sentido. Sexenio tras sexenio no se ha logrado un avance real y sustentable para el grueso de la población que carece de acceso a una educación de calidad.

La pandemia no solo ha mermado y ha dejado en claro lo rezagado que está el país en materia de salud, en temas de acceso, de prevención y lo mal educados que nos encontramos en temas de alimentación, con altos niveles de obesidad como consecuencia, no dejando de lado el impacto económico y de seguridad en el cual ya nos encontrábamos.

Es importante voltear a ver lo relacionado en materia educativa, la que ha logrado sacar adelante a varias economías en el mundo y para muestra tres grandes ejemplos: China, India y Singapur; países que apostaron por reformas y cambios importantes para que su población tuviera mayor acceso a la educación, estuviera mejor preparada en diferentes ámbitos como lo es la tecnología y de esta forma ser mucho más competentes para un mundo que requiere más de nosotros.

Singapur es un caso de éxito, la base del modelo es sencilla pero sumamente profunda, ellos entienden que las personas son su único recurso, así que necesitan desarrollar a individuos capaces, comprometidos y productivos. Para ellos, el profesor es un elemento clave dentro de todo este proceso; desde el inicio, en el reclutamiento, buscan entender cómo empoderar a los profesores, cómo pueden ayudar para el crecimiento de sus competencias y más importante aún, cuáles son sus condiciones laborales. Lamentablemente la situación de los maestros en México es lastimosa en muchos casos.

La educación es un tema que debe renovarse de manera constante. La pandemia obligó a vivir una nueva experiencia en esta materia; hoy muchos de los alumnos reciben educación en línea, por muchos apreciada y valorada y están haciendo su mejor esfuerzo para poder obtener lo mejor de los maestros bajo este nuevo esquema, sin embargo, para ninguno de los dos ha sido un reto sencillo, sino todo lo contrario, ha puesto en claro que se necesita mucha disposición de maestros y alumnos para salir exitosos de este gran desafío. Lamentablemente este grupo de estudiantes son los menos y no se les culpa, estar en la computadora por más de seis horas al día sin poder relacionarse entre ellos no es tarea sencilla.

Esta semana, el INEGI publicó una encuesta que realizó para medir el impacto del COVID en materia educativa y en ella reveló que 2.9 millones de personas de 3 a 29 años de edad no se inscribieron al ciclo escolar 2020-2021 por falta de recursos económicos, y 2.3 millones fue por algún motivo relacionado con la pandemia. Algunas de las causas fueron porque las clases a distancia resultan ser poco funcionales; otra causa importante es que los maestros se quedaron sin empleo porque las escuelas cerraron. Éstas representan el 25%, mientras que otras carecen de computadoras o algún dispositivo con conexión a internet, el 22%.

Las causas y motivos podrían proceder en una gran lista. Lo importante aquí es hacerse las preguntas correctas para encontrar soluciones ante un problema que estamos viviendo el día de hoy y que tendrá sus consecuencias en un futuro inmediato, en una generación “rezagada” que está perdiendo un sinfín de oportunidades. Una de las preguntas más importantes sería: ¿Cómo podemos hacer para que los excluidos digitales los volvamos una prioridad para este país?

No toda la responsabilidad puede recaer únicamente en el gobierno, se necesita de varios actores como ONG's y organizaciones privadas para colaborar y poder acercar a millones de jóvenes a una educación digital. Un ejemplo de acciones emprendidas por ciertos gobiernos es el caso de la Unión Europea, que lanzó la iniciativa WiFi4EU para proporcionar Wi-Fi gratuito en espacios públicos, incluidos parques, plazas, bibliotecas, centros de salud y museos. Me encantaría poder ver esto en México e ir poco a poco aminorando las distancias entre los que tienen el acceso y en muchas ocasiones lo desaprovechan y los que ansían tenerlo y poder proporcionarlo de manera gratuita. Es por eso que se vuelve relevante que organizaciones privadas como AT&T o empresas del grupo Carso realicen estrategias de impacto junto con el gobierno, para contribuir a mejorar esta situación que sin lugar a dudas hace evidente la gran brecha que existe en México entre los que tienen y los que no.

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La educación no cambia el mundo,

cambia a las personas que tienen que cambiar al mundo.