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🍂 La otra cara del otoño: la falta de luz 🌥️

  • Foto del escritor: Mariana E
    Mariana E
  • 18 nov
  • 3 Min. de lectura

Mujer joven con vestido negro y medias negras, gorra en un parque en el otoño


Una de las cosas que más me han costado trabajo al vivir en Alemania —y que podría decir que está en el puesto número uno— es la falta de luz que llega con el otoño. Los días se acortan de manera dramática: sales a trabajar y aún es de noche; regresas y ya volvió a oscurecer. Y, aun así, debes seguir produciendo, estudiando o simplemente viviendo, aunque al día le queden apenas unas cuatro o cinco horas más de claridad.

 

☕ La lucha diaria contra la oscuridad

La realidad es que se vuelve muy difícil empujarse todos los días a seguir, a correr, a hacer ejercicio o incluso a salir de casa. Confieso que lo único que se antoja es quedarse adentro, con una buena taza de té, un libro o una película, pero no puedo hacer eso todos los días, claro está. Hay que seguir estudiando, trabajando y cumpliendo con la rutina.

 

💡 La ciencia detrás del cansancio

Hoy encontré un estudio que me hizo pensar que, en serio, no estoy loca: la falta de luz lo cambia todo. Les comparto un extracto que me pareció muy revelador:

Según Ana Adan, doctora en Psicología y miembro del Instituto de Neurociencias de la Universitat de Barcelona (UBNEURO), existe una base biológica para la astenia: “Con la llegada del otoño, recibimos menos luz natural y esto aumenta la exposición a luz artificial fuera de horario natural, lo que desajusta nuestro reloj biológico, afectando a la salud física y mental”.


Adan, quien investiga cómo los ritmos biológicos se ven afectados por factores ambientales, señala que alargar el día con luz artificial por la noche reduce melatonina y serotonina, lo que aumenta el riesgo de ansiedad, depresión y fatiga cognitiva. También lo confirma Valentín Martínez-Otero Pérez, doctor en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, quien explica que en zonas rurales la mayor exposición a la luz natural, el contacto con la naturaleza y los ritmos más pausados ayudan a mantener un mejor estado de ánimo y una adaptación más equilibrada a la estación.

 

🌦️ Adaptarse al gris

Esto explica por qué mi cuerpo a veces se siente tan cansado. Es algo que nunca experimenté viviendo en México. Aunque este ya es mi tercer otoño, hay hábitos que se han vuelto indispensables: tomar vitamina D, cuidar mis horas de sueño y limitar el uso de pantallas.


Y, aunque hace frío casi todo el tiempo —y noviembre es un mes especialmente gris por la lluvia—, hay momentos en que el sol aparece y, sí, literalmente corro a la ventana a buscar unos rayitos. ☀️



El resto es un trabajo muy mental: lo que le digo a mi cuerpo, la disciplina diaria y no dejar que la oscuridad gane más espacio del necesario.

 

🌳 Aceptar lo incontrolable

Desde hace años trato de mantener una filosofía: no quejarme de las cosas que no puedo controlar, y el clima es una de ellas. Podemos encontrar la manera de reducir los efectos que el otoño trae consigo y enfocarnos en lo bueno —como los colores de los árboles o la calma del ambiente—.


Si ustedes también viven un otoño tan marcado como el mío, no queda más que ajustarse. Y si están en un lugar donde el sol todavía brilla fuerte… ☀️ disfruten cada rayo tanto como puedan.

 





 

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Sobre mí

 

Soy Mariana, curiosa por naturaleza, apasionada de los libros, los viajes y las preguntas que nos hacen crecer.

Hace 7 años inicié este espacio como un rincón para compartir lecturas, reflexiones y momentos. Hoy lo escribo desde Alemania, pero con la misma energía y amor con el que comenzó en México.

© 2025  |  Mariana Espinosa

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