La cuestionable invasión a Ucrania.
- Mariana E

- 25 feb 2022
- 3 Min. de lectura

"La soberanía nacional significa, primero, el derecho que tiene un país a que nadie se inmiscuya en su vida."
Che Guevara
Hoy no estamos viviendo una guerra, estamos viviendo la invasión a un territorio que muchos voltean a ver por primera vez, Ucrania. Un país que para muchos resulta distante, un país que ha sufrido terriblemente a lo largo de su historia; no debemos olvidar que el accidente nuclear más grave que ha ocurrido, se dio en el territorio de Chernóbil el 26 de abril de 1986 y por el que muchas personas siguen sufriendo las consecuencias de esa tragedia.
Ucrania dejó de formar parte de lo que conocíamos como la URSS el 1ro de diciembre de 1991, sin embargo, la historia que estamos escribiendo nuevamente demuestra que, dentro de los conflictos, los mayores actores son el orgullo, la soberbia, el enojo, la irracionalidad... hoy todas estas características se encuentran en un solo personaje, Vladimir Putin, un líder en el cargo desde el año 2012 y que en reiteradas ocasiones, de una u otra forma ha mostrado su interés en reconformar a lo que conocemos como la Unión Soviética.
Es inadmisible que hoy miles de personas inocentes tengan que seguir huyendo de sus países por intereses de unos cuantos. Resulta doloroso ver todas las imágenes de las miles de familias huyendo de sus hogares, de su país.
Qué poquito hemos crecido como humanidad en términos de consciencia.
El pretexto que Putin utilizó para empezar la ocupación de las provincias de Donetsk y Luhansk (al este de Ucrania) fue declararlas como países independientes, de forma más que descarada. El hombre es un irracional y por supuesto que no está facultado para poder hacer estas declaraciones. Para el oligarca ruso, dejémoslo claro, Ucrania nunca ha existido, siempre ha formado parte de Rusia. Para todas las “guerras” el hombre siempre ha encontrado "pretextos", y en esta ocasión el pretexto perfecto es proteger a sus propios ciudadanos y la seguridad del país.
Vayamos un poco al pasado para tener claridad de lo que representan estos territorios: desde 2014 han sido tomados por separatistas pro-rusos, ambas regiones están situadas en el llamado “cinturón del óxido” (área rica en minerales) ubicadas en la frontera con Rusia, donde existen grandes reservas de carbón. Por su ubicación es una ruta de acceso natural hacia Crimea (la península ucraniana anexada al Kremlin en 2014) y ha sido un campo de batalla que de acuerdo a las estimaciones han muerto más de 14,000 personas. Hoy expertos señalan que podría ser el escenario de “la mayor conflagración armada en Europa desde 1945”. De esta manera rompe con el acuerdo de Minsk, en el cual se esbozó un plan sobre cómo poner fin a las fuerzas separatistas por Ucrania y Rusia en el Donbás.
En esta lectura de lo que está ocurriendo hay muchas percepciones e ideas de lo que podría derivar de esta situación. Hay dos países más que pueden marcar el rumbo de una forma u otra: China, que por un lado ha sido un aliado de Rusia en los últimos años en diversos temas y por otro lado EUA, que hoy como nunca en la historia presenta un frágil liderazgo; para explicar esta situación no nos tenemos que ir muy lejos en el tiempo, recordemos que Donald Trump apoyaba al gobierno ruso. Y aunque pocos conoceremos la verdad al 100%, sabemos que las elecciones bajo las cuales ganó este último personaje resultaron bastante sospechosas derivado de la intromisión rusa.
Dentro de todas esas preguntas que nos hacemos miles de ciudadanos del mundo, ¿qué están haciendo los demás países para frenar esta situación? ¿Dónde queda la diplomacia? ¿Dónde queda el cuidar y ver por la humanidad por parte de las organizaciones mundiales? ¿Estaremos ante una tercera guerra mundial o una nueva guerra fría?
Lo que ocurra en las próximas horas será crítico para miles de personas, pero también en el contexto internacional en temas económicos y de seguridad planetaria.





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