El Mar...

Si el sonido del mar supera el de los pensamientos,

entonces estás en el mejor lugar.

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Todo mundo está hablando de elecciones, de todos los problemas que nos aquejan derivados de una pandemia que parece que está regresando con más fuerza, sobre todo en Europa y qué decir de todos los casos detectados ayer en EUA. Y en medio de toda esta crisis que estamos viviendo, es importante que nos demos un respiro en uno de los lugares más lindos del mundo.

Bien dicen que de todas las situaciones siempre debemos sacar lo mejor. Sé que en muchas ocasiones resulta difícil y hasta imposible pensar que pudiera haber algo bueno dentro de lo que nos ocurre; siento que es el tiempo y el proceso de aceptar la realidad lo que nos permite ver eso bueno al final del camino, la famosa lección o aprendizaje para ser mejores.

En estos meses de pandemia no ha sido fácil rescatar lo bueno, pues en general nos han pesado más los problemas económicos, sociales, políticos, familiares, entre muchos otros. Y es totalmente entendible porque al final nuestra cabeza solo está ideando cómo resolver estos conflictos, sin permitir que las cosas fluyan y sigan su curso.

A veces me resulta tan complicado fluir y dejarme sentir, y creo que no estoy sola en este tema pues pareciera que le ocurre a muchos… ¿te pasa a ti?. Es por eso que hoy quiero hablar de un lugar mágico y que me ha enseñado tanto, y claro que está ligado con la naturaleza; siempre he sentido una conexión muy especial con lo que el universo nos regala, por ejemplo cuando disfruto de ver la luna, de una caminata en el bosque, de pararme en la mitad de alguna carretera para observar las estrellas, de caminar en la selva y hasta acampar en medio de zonas donde jamás me imaginé, o de ver todos los amaneceres no importa donde esté y jugar a que le gano al sol, simplemente para verlo aparecer y disfrutar de sus colores, incluso en esos días nublados que antes me deprimían y ahora aprecio y valoro. Como te decía, hoy quiero hablar de un lugar que tiene una magia especial que para mí antes no la tenía… es el mar y te contaré más sobre lo poderoso que resulta hoy en mi vida.

Hace unos días regresé al mar después de varios meses de no verlo, de no sentir la arena en mis pies, de no caminar por la orilla, de no disfrutar de su oleaje y por supuesto de no poder apreciar los amaneceres y atardeceres que tanto bien nos hacen. Y fueron dos reencuentros increíbles, el primero de ellos en las hermosas playas de La Paz, BCS. y el segundo en uno de los lugares que más disfruto, Acapulco. Y el primero tuvo un encanto particular, porque fue la primera vez que tuve la oportunidad de disfrutar de estas bellas playas y sobre todo, sumergirme en el mar... y la experiencia fue increíble.

El mar siempre será un lugar que me impondrá demasiado respeto, pero también donde he ido aprendiendo una de las mejores lecciones de mi vida:a A FLUIR. Y es por eso que esta última visita fue maravillosa, porque pude comprender que cuando más nos aferramos a las cosas, a nuestros miedos o a pensamientos que no aportan, menos nos dejamos ser y sentir. Tenía tres años sin poder hacer snorkel porque moría de miedo y me aferraba a esa idea… en esta ocasión en La Paz, decidí soltar mis miedos y la experiencia fue sumamente enriquecedora en muchos aspectos, sobretodo en poder fluir con el mar, sin aferrarme. ¿Cuáles son los miedos que tienes que soltar, para simplemente ser?

DEJA QUE LA VIDA FLUYA

Así que estas últimas semanas que me ha tocado estar en la playa sentí un cambio y una sensación de relajamiento en mi cuerpo que hace mucho no sentía, así que me puse a investigar un poco más sobre los beneficios del mar y te los quiero compartir, porque si vives cerca del mar, me parece que deberías aprovecharlo y cuidarlo más, por supuesto.

El mar tiene un poder desinflamatorio muy importante, que junto con las olas hacen que tu cuerpo se relaje. También contiene muchos nutrientes provenientes de las algas y sales minerales.

La arena también tiene lo suyo, ya que igual ayuda a desinflamar músculos y articulaciones. Y a quien no le gusta caminar a la orilla del mar, esto también tiene sus beneficios, pues el hacerlo descalzo en teoría ayuda a mejorar la postura.

Y bueno, no dejar de lado el sol (la famosa vitamina-D), que me fascina y soy de las que puede pasar horas bajo el sol disfrutándolo, por supuesto con un buen protector solar ecológico, es decir que no dañe al mar. Es importante ser conscientes de que somos millones de personas las que estamos en contacto en este caso con el mar, pero no olvidemos todos esos ríos y lagos que también disfrutamos. Insisto, seamos conscientes de nuestra piel sí, pero también de los productos que utilizamos y que pueden dañar nuestros ecosistemas.

Si en este momento pudieras escapar ¿cuál sería esa playa a la que anhelas regresar o que quieres conocer?

Han sido ya muchos meses los cuales no nos han permitido estar en contacto con la naturaleza y estoy convencida de que, al quitarnos esa libertad de poder conectar con los bosques, selva y el mar, algo en nosotros empieza a morir. De cierta forma debemos seguir en casa porque los casos no han bajado y al contrario, de acuerdo con los medios, etc., los casos están subiendo. Y te preguntarás ¿cómo puedo hacer para no morir de cierta forma? y te quiero compartir mi manera de jamás dejar pasar un día sin apreciar lo que el universo nos regala. Suena sencillo, pero pocos se dan el tiempo: deja la televisión, suelta tu celular, date 10 a 15 minutos todos los días para solo sentarte y escuchar, observar y por supuesto sentir. Te darás cuenta de cosas a las que jamás les habías prestado atención, los pájaros, el gallo que probablemente se escucha por la mañana, la forma de las nubes, tu respiración (escúchate). Detente y date el tiempo de sentir lo que sí enriquece TU VIDA y que además es un REGALO.

Sé como las olas del mar, que aun rompiendo contra las rocas, encuentran la forma de recomenzar.