El juego perverso del presidente.
- Mariana E

- 13 ago 2021
- 3 Min. de lectura

Todos ven lo que aparentas; pocos advierten lo que eres.
Maquiavelo
Nada ni nadie dice que lo que hemos hecho por años o décadas está bien hecho, al contrario, siempre se debería poder retar y cuestionar el por qué se hacen las cosas de cierta forma y si vale o no la pena que se sigan manteniendo igual.
En medio de una conversación, esta semana surgió el cuestionamiento acerca de los años que debería estar en el cargo el presidente de la República Mexicana, y llegamos a la conclusión que 6 años son demasiados, mas cuando no hay una evaluación acerca de las acciones. Esta controversia abarca también a los gobiernos que antecedieron y los que están por llegar.
¿Por qué alguien que no ha cumplido con sus “promesas” de campaña, debería seguir en el cargo? ¿Por qué alguien que no ha presentado resultados satisfactorios debe continuar ocupando un cargo de poder sin que sea evaluado?
Por lo tanto, 6 AÑOS resultan DEMASIADOS. Es tiempo valioso que nunca vuelve y que cobra factura sobre las acciones que se dejan de hacer, o simplemente sobre la mala toma de decisiones.
Cada año, en el mes de diciembre escuchamos los “resultados” a través de los informes de gobierno, sin embargo, pareciera que el actual presidente presenta sus propios resultados y cifras todos los días, y para todo tiene una respuesta desde su infinita arrogancia. Es como si al ocupar la silla presidencial quedara cegado de la realidad de este país, que simplemente no avanza.
Dentro de la constitución se cuenta con el artículo 35, apartado 8 Fracción IX, el cual fue aprobado en noviembre de 2019 donde se reglamentó la revocación de mandato. Para ello, esta semana se propuso hacer una consulta al respecto, después de ciertas pronunciaciones que realizó el actual presidente de México. Con ello se necesitaría nuevamente del INE para llevar a cabo dicho ejercicio de consulta, el cual para que sea vinculante se necesita de una participación del 40% del listado nominal de electores, es decir, al menos 37.2 millones de electores. Este ejercicio se tiene pensado para agosto del 2022, hoy ya existen tres propuestas de preguntas al respecto como la siguiente “¿Está de acuerdo con que se concluya de manera anticipada el desempeño del cargo de la Presidencia de la República, a partir de la pérdida de confianza”? Esa redacción aparece tanto en la propuesta de Monreal como en la de Ruiz Massieu.
Si en la consulta para revocación de la Presidencia ganara el “Sí”, con las propuestas de ley reglamentaria se abriría un proceso de impugnación, en la que se pueden impugnar los resultados ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que será el que informe finalmente si la revocación es válida y al notificar al titular del Poder Ejecutivo, éste tendría que abandonar el cargo, con lo que se activaría la sustitución presidencial contemplada en el artículo 84 constitucional.
Pero detrás de todo esto, existe un juego maquiavélico y perverso; ¿Qué ocurriría si la respuesta es favorable? Sencillamente él se ratificaría como un presidente doblemente legítimo y por supuesto colocaría a su partido en un papel idóneo para elecciones estatales que se tendrán en varios estados el próximo año.
Es un juego maquiavélico y perverso
Por supuesto, el presidente sigue jugando a su antojo con los cambios en las leyes de este país. Ya que varios analistas en temas constitucionales han mencionado que el cambio en la ley que fue aprobada en 2019 no podría ser aplicable para este proceso en sentido estricto, ya que su mandato es hasta 2024. Sin embargo, Ricardo Monreal, está haciendo mención del transitorio en el cual se podría saltar esta situación, por la sencilla razón de ser un “capricho” más del presidente.
Como ha ocurrido desde hace muchos años en este país, los que ocupan el poder se “preocupan” por los 6 años que están en el cargo y no por los resultados que van derivando de todas sus decisiones, que al final terminan impactando la vida de millones de mexicanos que en el colectivo resultan con menores ingresos, una mala educación, un sistema de seguridad lamentable, un narco-país y hoy, una nación con una crisis en materia de salud sumamente dolorosa, un sistema totalmente fragmentado.
Es claro que en este gobierno el presidente ocupa todos los recursos disponibles para seguir legitimándose y de paso, a su partido.
Lo que queda en el aire es aprovechar este recurso legal para que las diferentes personas que ocupan cargos políticos puedan ser evaluadas previo a su salida, o simplemente para entender si la población estaría de acuerdo en que continúen.




Comentarios