El arte de reinventarse / Tatolina

Una de las cosas más difíciles en la vida, me parece, es poder reinventarnos. Es decir, darnos el permiso de realmente hacer —o dedicarnos a— aquello que durante muchos años hubiéramos querido. Las razones pueden ser muchas: económicas, sociales o, simplemente, por nuestra propia visión de lo que consideramos “correcto” y las etiquetas con las que solemos definirnos.

Hoy quiero hablar de una de mis primas, a quien admiro profundamente. Nuestra relación ha cambiado de una forma hermosa, producto de la madurez, del respeto y, debo decirlo, del amor que siempre existió entre mi mamá y mi tío. Mi tío, que hoy nos acompaña desde muchos lugares, y como diría ella, estoy segura de que también está orgulloso de todo en lo que te has transformado y del esfuerzo que has puesto en reinventarte.

Raíces y alas.

Cada proceso es distinto, y sólo uno conoce sus propias batallas. Quitarse capas, miedos y creencias para iniciar de nuevo no es sencillo. Mi prima comenzó su marca Tatolina hace no muchos años, y he sido testigo de su evolución: a veces más cerca, otras más lejos, pero siempre admirándola.

Más allá de que sea mi prima, valoro enormemente su trabajo. La mano de obra, el tiempo y la inversión tienen un costo —uno que muchas veces no es bien reconocido, como le sucede a tantos diseñadores. Solo cuando estás cerca de alguien que se entrega con pasión a su proyecto entiendes el valor real de lo que hace, y estás dispuesto a pagarlo, aunque no siempre sea accesible para todos.

Una muestra de su trabajo es este “chal” color vino, 100% tejido a mano.

Emprender no es nada sencillo.

Es descubrir caminos, descubrirte en el proceso, intentar, buscar, frustrarte, celebrar las pequeñas y grandes victorias: desde las primeras ventas familiares hasta las negociaciones con empresas. Es mantenerse informada, actualizada, con constancia y disciplina. Es, literalmente, una “chinga” que pocos están dispuestos a recorrer… y que tiene su costo.

Hoy escribo sobre ti porque quiero agradecerte todo el amor y apoyo que me has dado, especialmente en los últimos dos años. Hoy estás conmigo en mis meses más fríos —que son muchos— en mi nuevo hogar, y me hace feliz llevar contigo todo lo que me mandas y seguir de cerca tus nuevas creaciones.

Que Tatolina siga siendo una fuente de inspiración para ti y para muchas personas. Estoy muy orgullosa de ti. Y sí: es una marca 100% mexicana.

¡Te adoro, Tan! ❤️

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