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Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

  • Foto del escritor: Mariana E
    Mariana E
  • 12 feb 2021
  • 4 Min. de lectura

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El talento no tiene género.


A lo largo de la historia, la importancia y trascendencia del papel de la mujer en diferentes ámbitos es impresionante, sin embargo, parece que hasta hace apenas unos años es cuando empieza a ser mucho más evidente y claro que la mujer siempre ha sido capaz de todo lo que se ha propuesto. Lamentablemente la historia ha opacado muchas veces esta situación.

Hace apenas seis años, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 11 de febrero como el día para reconocer la trayectoria de todas aquellas mujeres que han contribuido al avance de la ciencia y la tecnología.


Esta iniciativa a su vez fue impulsada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ONU – Mujeres con el objetivo de promover el acceso equitativo y pleno de mujeres y niñas a la educación en los ámbitos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (Educación STEM).


La brecha la conocemos todos, pero según estimaciones hoy en día solo tres de cada diez investigadores son mujeres; por supuesto esto conlleva una brecha salarial.


Las mujeres representan la mitad de la población ocupada con educación superior y la mitad de la población ocupada que desempeña labores consideradas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) como de ciencia y tecnología (técnicas, profesionales, científicas e intelectuales). Sin embargo, su representación en la población directamente ocupada en sectores empresariales de alta y media-alta tecnología, desciende a valores que se sitúan entre el 26% del personal en general y el 31% de aquel que participa directamente en actividades de I+D.


Ante esta situación, surge un movimiento llamado #NoMoreMatildas, para denunciar la invisibilidad de las científicas. Tiene como fin dar visibilidad a las mujeres científicas que durante la historia han quedado relegadas a un segundo lugar y dejar atrás los estereotipos de género. Actualmente, menos del 30% de la investigación científica en todo el mundo lleva nombre de mujer y solo 23 mujeres han ganado un Premio Nobel de Ciencia, números que quedan lejos de la igualdad.


El nombre hace referencia a Matilda Joslyn Gage, activista por los derechos de las mujeres y la primera en exponer el fenómeno. Denominar "Efecto Matilda" a esta tendencia fue idea de Margaret W. Rossiter, historiadora de la ciencia.


Particularmente me gustó cómo surgió esta campaña, ya que hace referencia a uno de los personajes de la ciencia que más admiro, Albert Einstein, con la siguiente premisa:

¿Y si Einstein hubiera sido mujer?


Les comparto el link donde puede ver el video de #NoMoreMatildas https://www.youtube.com/watch?v=Fx0ztzf-2V0

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Y conmemorando este día, vale la pena hablar de varias mujeres reconocidas en este ámbito por su legado y muchas que hoy se siguen formando en estos temas:


Matilde Montoya, la primera médica mexicana.

El 24 de agosto de 1887, la joven Matilde Petra Montoya Lafragua se convirtió en la primera médica mexicana. Estudió para partera en la Escuela Nacional de Medicina pero abandonó sus estudios por problemas económicos. Después de muchos problemas, y sólo gracias a un decreto que el presidente Porfirio Díaz emitió para que le realizaran su examen profesional, el 24 de agosto 1887 se recibió de médica partera.


Qué orgullo debió sentir al ser la primera mujer que logró abrir las puertas a miles de mujeres que hoy estudian medicina en México.


Paris Pismish Acem y la moderna astronomía en México.

Nacida en Estambul, capital de Turquía en 1911, Paris Pishmish fue una de las primeras mujeres turcas en asistir a la Universidad de Estambul, donde obtuvo su doctorado en matemáticas, en 1937.Gracias a una beca, poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial viajó a la Universidad de Harvard, donde se incorporó al Observatorio de la Universidad. Ahí estuvo desde 1939 a 1942, año en que conoció a Félix Recillas, joven mexicano estudiante de astronomía, con quien se casó. Se mudaron a México y de inmediato empezó a trabajar en el recientemente inaugurado Observatorio Astrofísico de Tonantzintla, en Puebla, en el que permaneció hasta 1946.


En 1948 se incorporó al Observatorio Astronómico Nacional de Tacubaya, que formaba parte de la Universidad Nacional. Ahí en Tacubaya, con ella inició la enseñanza de la moderna astronomía en la UNAM y en México. Durante los más de 50 años que estuvo en la UNAM, realizó investigación, introdujo nuevas técnicas en el estudio del universo, publicó revistas de astronomía y como docente formó muchas generaciones de astrónomos y astrónomas. En el momento de su partida, de los 80 astrónomos en el Instituto de Astronomía, al menos 25 eran mujeres. Falleció el 1 de agosto de 1999.


Muchos deseamos que estos campos –la ciencia y la tecnología– tengan cada vez más espacio y visibilidad para las miles de mujeres que desean desarrollarse en esos ámbitos. Y aún queda mucho por hacer en función de género, pero con todos los movimientos que se levantan cada día y las acciones de muchas, es posible que en un futuro no muy lejano dejemos de ser minoría, logrando de esta forma una equidad, un equilibro.

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Sobre mí

 

Soy Mariana, curiosa por naturaleza, apasionada de los libros, los viajes y las preguntas que nos hacen crecer.

Hace 7 años inicié este espacio como un rincón para compartir lecturas, reflexiones y momentos. Hoy lo escribo desde Alemania, pero con la misma energía y amor con el que comenzó en México.

© 2025  |  Mariana Espinosa

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