Atenas 2025: El Maratón que me recordó por qué nunca hay que dejar de intentarlo.

Maratón – Grecia 2025

¡Wow! Después de dudarlo un millón de veces, hoy puedo decir que lo logré de nuevo. Y aunque el tiempo o el resultado no fueron los mejores (comparados con mis propios-previos resultados), me llevo la enorme satisfacción de haberlo conseguido a pesar de todas las circunstancias que surgieron en el proceso.

Decidir correr un maratón es comprometerte durante seis meses a entrenar, descansar, alimentarte bien y, sobre todo, convertirlo en una prioridad en tu agenda. Es ajustar tu vida para mantener un “equilibrio” o “balance”, especialmente cuando no te dedicas a esto de manera profesional. Para mí es una pasión, sí… y un gran hobby.

Esta vez mis compromisos me rebasaron. Elegí priorizar a mi familia, mi pareja, mi trabajo y mis amigos. Y aun así lo saqué adelante. El resultado refleja esos cambios, pero también todo lo que aprendí. Cada maratón tiene lo suyo, y en esta preparación descubrí cosas importantes que quiero compartir:

1. El cuerpo y las emociones cambian todos los días. A veces lo notamos con mayor claridad, especialmente las mujeres con nuestro ciclo menstrual.

2. Contar con una red de apoyo es invaluable. Aunque los entrenamientos son individuales, compartir tu objetivo con las personas adecuadas marca la diferencia. Un mensaje, una pregunta, unas porras o un simple “¿cómo vas?” pueden impulsarte cuando más lo necesitas.

3. Siempre habrá factores fuera de tu control. El clima, situaciones personales o familiares… mantener disciplina y enfoque es lo que hace la diferencia.

Dicen que el día del maratón es solo el reflejo de lo que hiciste en los entrenamientos, y lo confirmo. Me faltó más preparación en subidas; desde el km 10 hasta el 30 la ruta fue prácticamente en ascenso… y eso no es nada sencillo. Es, literalmente, todo lo contrario.

Atenas, fuiste un reto y un objetivo cumplido. Me llena de felicidad poder decir: lo conseguí. Y como siempre, aunque parezca un deporte individual, la diferencia la hacen quienes te acompañan en el camino. Gracias a todos los que formaron parte de esta locura y supieron estar conmigo a su manera.

Qué lindo es ver cómo todo el esfuerzo, todos los “sí puedes” y también los “no sé si puedo”, terminan convirtiéndose en satisfacción.

Un maratón no se gana en la meta, sino cada vez que decides no rendirte mientras entrenas.

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