Agosto: un mes que me recordó vivir.

Forever is composed of nows.

– Emily Dickinson

Creo que más nos vale estar presentes y, de cierta forma, disfrutar todo lo que nos ocurre. En un abrir y cerrar de ojos se me fue agosto, y estuvo lleno de emociones. Siempre arrancar un mes me llena de inspiración: es como recibir una nueva energía.

Agosto venía cargado de eventos: decirle adiós a mi mamá después de un verano maravilloso juntas, abrirme a lo que no estaba planeado y disfrutar de todo lo que ya tenía agendado. Entre ellos, conciertos y Sandkerwa en una ciudad que me gusta muchísimo: Bamberg.

¿Qué pasó en agosto?, ¿qué me quedó y qué dejo ir?

Volví a nadar, y fue hermoso regresar a esos lugares donde somos felices y a veces olvidamos darnos tiempo. Disfruté muchísimo los últimos días de mamá en tierras alemanas, explorando nuevos lugares y restaurantes que ya se han convertido en nuestros favoritos. Tengo pendiente contarles de Coburg y su castillo, de la comida casera con un toque distinto, de la espontaneidad de ciertos momentos y, por supuesto, de las horas de estudio. Aunque aún no logro los tiempos que quiero para estudiar, no tiro la toalla.

En cuanto a lecturas, avancé con algunos libros —aunque no terminé varios porque no lograba conectar—, empecé otros que me tienen sumamente atrapada y espero compartirles pronto. Probé una de las mejores pizzas de mi vida, crujiente como pocas. Hubo momentos muy familiares, vestidos lindos, helados, recuerdos del pasado e imaginación de cómo fue. También cine al aire libre (en alemán, claro, porque de otra forma no tiene chiste).

Recordé a mi tío, que seguro estuvo de fiesta en el cielo. Vi árboles y seguí aprendiendo. Reí a carcajadas, comí sushi, descubrí lugares no planeados como Mühlhausen que hoy escribo distinto en mi historia.

La vida… no sé si es corta o larga; siempre depende de cómo queramos contarnos la historia. Lo que sí confirmo es que este mes sentí mucho. Lloré y lloré, y decidí no detenerme: solo sentir. Hoy soy más estructurada en mi agenda que nunca (si eso aún es posible), pero la espontaneidad mexicana no la puedo dejar, y gracias a ella reí muchísimo.

Estoy construyendo un amor bonito de muchas maneras, como ese que deseas en tu vida y que sabes que debes cuidar todos los días. Como diría mi mamá: “uno debe regar las plantas todos los días; si no es sol, es agua, pero darnos a la tarea de conocerlas y reconocerlas es muy valioso.”

También pedí perdón. Disculpas a una persona que, en lo particular, a mí no me hizo nada, pero con quien reconocí que mi comportamiento no fue el mejor. Lo maravilloso fue aceptar que también me equivoco y puedo reconocerlo.

🌿 Gracias, Agosto 2025.

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