Vámonos de viaje a través de nuestros recuerdos: ¡New York!

Mariana E
11 jun 2020
5 Min. de lectura

Casi todos tenemos la ilusión de conocer New York,

y cuando lo conocemos, ¡siempre queremos volver!

Y la pregunta fue clara: "¿Flaca, nos vamos a New York?" , y yo: "¿por?".

"Vamos al Gran Fondo de New York"... "¿De qué me hablas? jajajaja… vámonos". Ok, fue difícil convencerme y tomamos un avión con destino a una de las ciudades a las que volvería siempre, New York. Y sí, en cualquier estación del año. Porque New York tiene una magia que descubres en cada visita. Confieso que la primera vez que fui no me cautivó del todo, tuve que volver para darme cuenta de que sí, siempre volvería y esta vez no fue la excepción.

Sin saber qué significaba un Gran Fondo y mucho menos la importancia y relevancia del mismo, emprendimos el viaje. Con varias maletas, una de ellas con una gran bicicleta Canyon (para los que conocen de este deporte sabrán de esta marca). Quién diría que muchos meses después me sumaría a este deporte. Y que hoy disfruto mucho, con mis miedos y todo, pero lo disfruto.

A todo esto, ¿qué es un Gran Fondo?

Es el equivalente a un maratón en bicicleta, por lo tanto, no cualquier cosa. Un total de 100 millas (170 kms).

Y llegamos a New York.

Al llegar al hotel, con un hambre terrible, lo más maravilloso que pudo ocurrir, fueron unas galletas –y no cualquier galleta–; a estas en particular, el aroma, el chocolate y la temperatura las hacían ideales. No saben la delicia, eran de cortesía entonces no hubo mañana y noche que no tomáramos una.

No puedo parar en los viajes, lo cual significa caminar y recorrer lo más que se pueda y seguir conociendo. Aunque ésta era mi 4a. vez en New York, siempre hay algo nuevo por conocer y por qué no, algún museo por repetir.

Amo caminar y lo más padre de todo es poder compartir un viaje con alguien que ame tanto caminar, excepto el día de la competencia, claro está jajajaja. Ya les contaré más.

Vamos al MET (Museo Metropolitano de Arte). Es sin duda una parada obligatoria. Y uno de los principales museos de la ciudad.

Y para agarrar fuerzas para todo lo que nos faltaba, a desayunar. La verdad es que el hambre nos llevó a algo conocido, Le Pain Quotidien. Aquí el desayuno (delicia). Y es verdad lo que dicen, uno solo se lleva de esta vida las experiencias. Y qué deleite que sean de este tipo.

Vámonos por lo importante y trascendente del viaje: el paquete para el GFNY (Gran Fondo New York). La verdad es que una competencia internacional siempre tiene su magia y esta no era la excepción.

Insisto, meses después yo estaría buscando mi primera bici, de la cual sin duda les platicaré en algún momento, ya que se ha convertido en una gran compañera y en todo un reto.

Día 2: "¿Flaca, vamos a correr?"

"¿De qué me hablas?, ¡por supuesto, vamos!". Central Park, el sueño de muchos corredores y por supuesto el mío. Disfruté de la altura de la ciudad, que te permite correr mucho más rápido que en la CDMX, del clima y sobre todo de una linda vista de este gran lugar.

Después de una excelente mañana disfrutando de una de mis pasiones, correr, la siguiente parada, uno de los museos que mas quería conocer, el Whitney Museum Of American Art. Y lo disfruté tanto y al mismo tiempo reí muchísimo, ya que a veces el arte es un poco abstracto y no sé... no siempre estamos preparados para eso que todos consideran arte y vale la pena decir que no te gusta o que no le encuentras razón de ser. Y así encontramos varias piezas.

De salida del museo, y como muchas calles de la ciudad, solo te invitan a apreciar lo que es.

Cayó la noche y con esto sin duda era momento de saciar uno que otro antojo. Porque en realidad ya habíamos cenado. Y por azares del destino nos cruzamos con una crepería deliciosa. Les comparto algunas fotos porque vale la pena el antojo.

Día 3: "Flaca, tengo que rodar porque mañana es la competencia. ¿Vamos?"

Y yo: "¡ok!"... sin bici claro. Ese día corriendo tranquilamente por el Río Hudson, recorrí una hermosa distancia de 25 km. La verdad es que no me cansé y disfruté muchísimo de lo que iba viendo. La ciudad estaba llena de ciclistas debido a la competencia.

Para mí, viajar es no parar y tenía otro destino en mente, el Rockefeller Center, que te ofrece esta vista espectacular de Central Park.

Saliendo del Rockefeller Center nos podemos encontrar con la siguiente escultura que estaría en México. Y una de las iglesias más emblemáticas de New York.

Día 4: Llegó el momento de la competencia.

Emocionada porque era la primera vez que vivía una competencia de esta naturaleza como espectadora, y me tocó ver llegar al primer lugar algo destrozado. No saben la emoción que se vivía y la cantidad de colombianos y latinos que esperábamos la llegada de los ciclistas.

Terminó la competencia y la verdad seguimos sin parar, y fuimos a uno de los lugares que más disfruto en New York, Soho. Amo sus calles, los pequeños lugares, las tiendas. En especial una que me fascina es Alo Yoga. En fin, me encanta.

En esta ocasión y una gran recomendación para disfrutar de una tarde soleada, vale toda la pena el restaurante Gilligian’s.

Por la noche y volviéndose un must pasar por la 5ta Avenida y llenarte a pocas cuadras de luces y mucho ruido, igual que en el tan famoso #Times Square. Lleno de tiendas, ruido, muchísima gente. Me pregunto que será de este lugar después de que pasemos esta pandemia... ¿se volverá a caminar igual?

Día 5: Aquí vamos, ya está terminando este gran viaje, lleno de mucho caminar, risas y ejercicio por supuesto.

Primero lo más importante, ¡desayunar!. Les super recomiendo, sobre la calle de Chambers St., muy cerca del World Trade Center.

Y nuestra siguiente parada, precisamente el World Trade Center y el National September 11 Memorial & Museum. Muchos sentimientos encontrados en este museo, la verdad, está muy bien hecho y las historias que cuenta a través de las personas que estaban en los aviones es de ponerte la piel chinita, te marca todo lo que vivieron. Sin embargo, también hay otra cara de la moneda que vale la pena considerar. Por supuesto es un must en su próxima visita.

Y saliendo del museo, sí o sí tienen que apreciar esta espectacular construcción, conocida como Westfield World Trade Center. Imperdible.

Sin duda, New York es un destino que en cada ocasión te sorprende, te atrapa y logra hacerte volver. Y la verdad es que espero regresar muy pronto, que aún queda mucho por recorrer.