Hay experiencias que marcan: Castillo de Friedenstein

Me encanta seguir conociendo y descubriendo rincones de Alemania que jamás imaginé visitar. Hace poco mencioné que había un castillo que quería conocer, y por fin llegó el momento: el Castillo de Friedenstein.

El pasado fin de semana lo visité en un recorrido guiado en alemán. Mi nivel todavía no es perfecto, pero aun así lo disfruté muchísimo y pude rescatar datos muy interesantes que quiero compartirles. No tomé miles de fotos, porque sinceramente, si alguna vez vienen por acá, vale totalmente la pena detenerse y vivir la experiencia en persona.

Este es el primer castillo que visito que conserva gran parte de lo que fue antes de la Segunda Guerra Mundial. Para cuidar los suelos de madera es necesario ponerse unos “zapatones” especiales. El techo es impresionante, y cada sala parecía superar a la anterior a medida que avanzábamos en la visita. Hubo un espacio en particular donde, literalmente, se me puso la piel chinita.

El Castillo de Friedenstein fue uno de los primeros castillos barrocos de Alemania. Se construyó entre 1643 y 1656 por orden del duque Ernst I de Sajonia-Gotha, poco después de la Guerra de los Treinta Años. Se le llamó Friedenstein (“Piedra de la Paz”) como símbolo del fin de la guerra. Lo más increíble es que lo construyeron en tan solo 13 años.

Otro dato fascinante es que dentro se encuentra el Ekhof-Theater, inaugurado en 1681. Es considerado el teatro barroco más antiguo del mundo que sigue funcionando con su maquinaria original del siglo XVII. En esta ocasión no pude verlo, pero sin duda está en mi lista para la próxima visita.

El Castillo de Friedenstein no es solo una joya arquitectónica, es también un viaje en el tiempo que conecta historia, arte y cultura.

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