Berlín 2019: Mi primer maratón internacional.

Mariana E
3 oct 2019
3 Min. de lectura

Hace algunos meses estabas en mi mente, eras como un sueño y un gran objetivo: Mi primer maratón internacional, y no voy a decir que pasó rápido el tiempo, porque jamás lo sentí así; fueron meses de mucha preparación, de caídas y levantadas tanto físicas como emocionales.

Mi preparación fue todo un tema, porque pasó por muchas etapas: mucha dedicación, en ocasiones despertar más temprano de lo normal, masajes, lesiones, enojo porque mi cuerpo no sanaba tan rápido como antes, alineación de chacras y cuanta cosa que hice para regresar a mi centro y sentirme mejor. Insisto mucho en el apoyo de mi mamá, familia y amigos, pues entender a una corredora loca como yo no es fácil. ¡Gracias! 😊

Correr durante estos últimos 6 meses se convirtió en una de mis motivaciones principales: despertar y saber que podía ir a correr a mis lugares favoritos, que tenía que practicar yoga para estirar mi cuerpo, que debía comprometerme más con mi alimentación, muchas vitaminas, etc. Fue todo un proceso equivalente a casi 550 km recorridos previos al Maratón.

Hoy me preguntaron en dos ocasiones: ¿por qué corres? ¿por qué esa distancia? (a veces las personas se sorprenden de los 42 km, y me ven con cara de “está loca”… jajaja). La respuesta es sencilla y al mismo tiempo no. Es una de mis pasiones, sin duda, y también son esos pequeños y largos momentos en los cuales no estoy aquí y simplemente soy… me cuesta explicarlo, pero es mi manera de conectarme conmigo.

Llegó la fecha, estoy en Berlín. Los nervios y el miedo están presentes y me siento viva de nuevo, de una manera diferente. Entrar por mi paquete y recoger mi número (55355) fue increíble, una sensación de la que en mi sonrisa se explica todo.

¡Como diría una gran amiga: “¡QUÉ GRAN NÚMERO AMIGA! "...¡Y si! 😊

Uta… ¿que si tuve miedo?, ¿que si dudé?… ¡por supuesto!. Aunque me considero súper positiva, estaban en mi mente las lesiones, la carga emocional que traía, todo junto. No quería fallarme después de tantos meses. Y también decirlo, no quería fallarle a las personas que confían en mí. Y aunque me decían que no me preocupara y que lo disfrutara, en mi mente entraban esos demonios, jeje.

En esta parte tengo mucho que agradecerle a las personas que estuvieron conmigo en esos momentos de duda y que me recordaron todo lo que había hecho. Gracias de verdad.

Llegué un par de días antes, según yo que si la altura, que si la comida, que si quería conocer sin atascarme caminando jajajaja… bueno, hice un poco de todo y creo que al final funcionó.

Día de la carrera:

Me desperté normal, 5:00 am jajaja, sabiendo que el Maratón iniciaba 9:30. Tomar un desayuno ligero, reunirme con los amigos, conocidos y salir por esos 42 km, ¿que podía pasar?.

Pues sí pasó algo: camino a la carrera, a unos 400 m saliendo del hotel, uno de mis amigos me dice: “Mariana, tu chip”… ¡no lo traía!. Una de las cosas más importantes jajaja, los nervios me ganaron.

Y ahora sí, llegó el momento:

Nervio a tope, ¡a sentirme viva!. Avanzo varios kilómetros y me doy cuenta de mis tiempos, que jamás había logrado en México. Quiero calmarme, diciéndole a mi cuerpo que vaya más lento y no me deja, entre la adrenalina y la energía de las miles de almas corriendo a mi lado. Así que dejé que mi cuerpo simplemente siguiera el flow.

Km 2. Se acerca un japonés y me dice corriendo: “¿nos tomamos una foto?”. Solo pensé en que una persona estaba ahí en ese momento. Recorría cada kilómetro tratando de concentrarme en otra cosa que no fueran mis lesiones, jajajaja… y honestamente así corrí muchos más. Otros tantos, recordaba a todas las personas que amo y que me dan fuerza de alguna manera y me llenan de alegría. Muchos de mis km los dediqué a personas que amo.

Km 21 al 42. Esas veces que dices “seguro ahorita se calma y desaparece la lluvia”… ¡pues no!, la realidad es que la lluvia me acompañó más de la mitad de la carrera, lo cual la hizo doblemente complicada pero divertida y retadora a la vez.

Más adelante, descubrir la puerta de Brandemburgo e ir viendo mis tiempos, fueron los instantes en los que me sentí agradecida con el momento que estaba viviendo, poniéndome una sonrisa enorme del gran logro que estaba regalándome.

Aquí la única foto de ese día con mi medalla.

¡Felizmente MARATONISTA! #UNSTOPPABLE

Y bueno, finalmente cuando terminé de correr dije:

¡Lo volvería hacer 1,000 veces más!

Lo único que me faltó de cierta forma, fue cruzar la meta y poder abrazar a las personas que amo. Sé que estuvieron conmigo, pero la próxima vez me los llevaré, jeje.