Ordesa | Manuel Vilas

Mariana E
15 dic 2021
3 Min. de lectura

No esperes a mañana, porque el mañana

es de los muertos.

Un libro que recomendaría a todos aquellos que estén dispuestos a hablar de la muerte y enfrentarse a la misma muerte desde otra perspectiva, con una narrativa espectacular.

Manuel Vilas es un escritor al que no quería dejar pasar, quería sumarlo a las lecturas de este año para descubrir cómo escribe. Mejor conocido por sus poemas, por los que ha recibido varios reconocimientos. Su obra figura en las principales antologías nacionales tanto de poesía como de narrativa. Este año publicó su última obra titulada Los Besos, que no quería leer sin antes darme la oportunidad de conocer un libro que fue sumamente comentado en su momento, Ordesa, publicado en 2018 y por muchos señalado como el libro del año, entre ellos Babelia y El País.

Hablar y escribir sobre la muerte jamás resultará sencillo, sin embargo, el poder encontrar a través de la escritura un medio para poder narrar y plasmar todas esas emociones, sentimientos y/o pensamientos que trae consigo la pérdida de las personas más importantes de nuestra existencia, debe resultar enriquecedor y por momentos muy especial.

Este libro me dejó tan marcada de diferentes formas, que no puedo dejar de compartirlo. Hoy tengo la fortuna de que mis papás aún me acompañen en cada uno de mis días, de poder escuchar sus voces a la distancia de un clic de mi teléfono, de poder correr a abrazarlos cuando lo necesito, de poder mensajearme y reír con ellos. Y por eso me considero muy afortunada y agradecida con la vida.

Y bueno, ¿esto qué tiene que ver con el libro? Muy sencillo… aquellas cosas, las más cotidianas de la vida, las que en algunas ocasiones solemos no considerar o incluso despreciar, llega un punto en nuestra existencia en que éstas son las que más extrañamos con la partida de quienes más amamos.

Nuestros padres…

Un libro que narra de una manera profunda, sencilla y al mismo tiempo poética, lo que ocurre en la vida de Manuel Vilas una vez que sus padres fallecen por diferentes circunstancias y en momentos distintos.

"Estoy hablando de esos seres, de los fantasmas, de los muertos, de mis padres muertos, del amor que les tuve, de que no se marcha ese amor.

Nadie sabe qué es el amor."

Todos tenemos nuestra propia definición de amor; nuestros padres inculcan en nosotros las formas en las que solemos expresarlo, a través de las palabras, los gestos de cariño, los abrazos, y cada uno a su forma se vincula en un acto llamado amor. A veces recriminamos y reprochamos, basándonos en expectativas o lo que nos gustaría… ¿y si solo nos dejamos amar como ellos saben hacerlo?

"La única razón segura y cierta de que estés en este mundo reside en la voluntad de tu padre y en la de tu madre. Eres esa voluntad. La voluntad trasladada a la carne."

Nuestra vida se va construyendo con el pasar de los días y vamos coleccionado recuerdos con las personas con las que compartimos nuestro camino, pero también con las cosas. Uno de mis mayores miedos es no saber qué será de todas esas cosas que se quedarán cuando ya no estemos. Y es que siempre habrá ciertos objetos que con solo verlos, terminan trasladándonos a la magia de aquellos momentos creados.

Pero no eran más que libros. Y los libros no son vida, como mucho un adorno de la vida, y poco más que eso.

Un libro con el que pude conectar desde las primeras páginas y al que no pude soltar, porque hablar de la muerte de esta manera sencilla, honesta y poética, pocos escritores logran hacerlo de manera magistral.

De tu primer latido de corazón no eres consciente, del último tampoco lo serás… más vale que seamos conscientes de todos esos latidos que sí podemos sentir. (Nuestro corazón late entre 60 y 100 veces por minuto, ¿ya lo sentiste?).