NO-COSAS | Byung-Chul Han

Mariana E
13 abr 2022
4 Min. de lectura

Nos embriagamos hoy con el medio digital, sin que podamos valorar por completo las consecuencias de esta embriaguez.

Uno de los espacios que más me gusta recorrer en México es Librerías Gandhi, en cualquiera de sus ubicaciones y una de las razones principales es que todas las personas que te apoyan siempre tienen esa sugerencia que vale la pena llevarte a casa y este libro no fue la excepción; estaba buscando algo con pocas páginas pero que me cautivara y al mismo tiempo me hiciera reflexionar sobre el mundo digital en el cual vivimos inmersos.

Vivir en el mundo actual, implica estar rodeado y bombardeado de información, si así lo decidimos, las 24 horas del día, pero esto nos está cansando mentalmente y agotando sin darnos cuenta. Desde que inició el año, decidí un día a la semana salirme de mis redes o hablar lo menos posible a través de Whatsapp, Instagram y Facebook; en ocasiones suelo lograrlo aunque otras es casi imposible, pues hoy nos comunicamos mayormente a través de estos medios y poco solemos hacer una llamada.

En medio de este mundo digital, debemos hacer espacios para nosotros y reconocer qué es lo que realmente queremos. Vivir en un mundo donde se nos dice e impone como es que debemos vivir, qué consumir, las personas que vemos y sobre todo en qué y cómo estamos invirtiendo nuestro tiempo... ese elemento intangible de la vida al cual le damos tanto valor y que en la mayoría de las ocasiones solemos desperdiciar en las benditas redes sociales, viviendo la vida de otros.

No las estoy satanizando, al contrario, me parecen un gran recurso si las usamos de la forma correcta. ¿Pero cuál es la forma correcta? Considero que eso cada quién lo debe definir, sin embargo, en mi caso he decidido marcar un tiempo todos los días y no más, mi objetivo es claro y no lo debo perder de vista.

Todo esto me conduce a contarles de un libro que me costó mucho trabajo leer. A pesar de que el lenguaje no es sencillo y mucho menos fácil, logré quedarme con mensajes que para mí se vuelven sumamente valiosos dentro de este mundo digital en el que estamos viviendo.

Hoy corremos detrás de la información sin alcanzar un saber. Tomamos nota de todo sin obtener un conocimiento. Viajamos a todas partes sin adquirir una experiencia. Nos comunicamos continuamente sin participar en una comunidad.

Cuando empecé a buscar más información sobre Byung-Chul Han, entendí el por qué no me fue sencillo: es un filósofo y ensayista surcoreano experto en estudios culturales y actualmente es profesor en Berlín. Los libros que ha escrito conllevan filosofía que para mí siempre tendrán un nivel de reto mayor. Hace algunos años en una entrevista para el periódico El País, lo “definen” como un destacado diseccionador de la sociedad del hiperconsumismo. Y todo esto hace sentido cuando menciona: “Ahora uno se explota a sí mismo y cree que se está realizando”.

La idea de poder compartirles reseñas de los libros que leo es con el objetivo de inspirarlos para su siguiente lectura. Y aunque existen unas más complicadas que otras, este libro me deja de nuevo esa sensación de seguir cuestionando lo que vivimos y cómo lo estamos haciendo.

Entremos de lleno al libro…

A través de 123 páginas vamos a encontrar diferentes capítulos como: de la cosa a la no-cosa, de la posesión de las experiencias, Smartphone, selfis, inteligencia artificial, vistas de las cosas, silencio, entre otros. Cada capítulo te dejará con alguna idea que te ayudará a ver la realidad que estamos viviendo de una forma distinta, te llevará a CUESTIONARTE.

Una de las ideas que plantea el libro es el hecho que hoy no existe idea o consciencia de que hay una dominación, donde los individuos se autoexplotan y sienten pavor hacia lo diferente. (Si lo analizamos, con el uso de las redes sociales, éstas nos proporcionan más contenido de lo que nos gusta o de las ideas que creemos que son nuestras, afirmando de esa forma nuestras creencias, lo cual reduce nuestro pensamiento para aceptar lo opuesto o lo diferente). Como bien lo menciona en el libro, hoy el sistema solo permite que se den diferencias comercializables.

Toca un punto que para mí es crucial y en el cual como seres humanos no debemos dejar de trabajar nunca, que es la comunicación. "Hoy, en el mundo digital solo es la vista, se han perdido todos los otros sentidos, los likes solo consienten a los que son más iguales a uno; lo igual no duele. Lo digital no pesa, no huele, no opone resistencia, pasas de un dedo a otro y ya está…". (Parte de la entrevista con El País).

Hablaba en un inicio de esta entrega sobre el factor tiempo y aunque lo sabemos de cierta forma y lo reconocemos, el filósofo lo menciona muy bien: la confianza, las promesas y la responsabilidad también son prácticas que requieren TIEMPO. Todo lo que estabiliza la vida humana requiere tiempo. La fidelidad, el compromiso y las obligaciones son prácticas asimismo que requieren mucho tiempo.

Podría seguir compartiendo ideas sobre este libro. Realmente lo recomiendo muchísimo para salir de ese mundo donde el sistema nos quiere a todos iguales y seguir cuestionando nuestro actuar en un mundo digital.

El hombre es un ser cercano. Pero la cercanía no es ausencia de distancia. La comunicación digital destruye la cercanía como la lejanía al hacer que no haya distancias.