MARIPOSA. De refugiada a nadadora olímpica | Yusra Mardini
- Mariana E

- 2 jun 2021
- 5 Min. de lectura

Nadie elige ser refugiado.
Somos seres humanos, igual que todos los demás,
y nosotros también podemos conseguir grandes cosas.
Para mí, leer siempre ha sido aprender y conocer más acerca de otras realidades que me permitan entender mejor el mundo donde vivo y comprender que la vida en muchos lugares es aún más difícil de lo que suelo imaginar.
Uno de los géneros que más me permite vivir esta experiencia son las autobiografías, donde la primera persona narra su propia vida. Las historias de muchos merecen la pena ser contadas porque nos permiten entender sus realidades, no juzgar y comprenderlas desde diferentes aristas. Este es el caso de la vida de Yusra Mardini.
Hablar de Yusra Mardini, es hablar sobre Siria, sobre Damasco, sobre la "primavera árabe", sobre los millones de refugiados que existen en el mundo, sobre las ganas de salir adelante, sobre las lamentables consecuencias de una guerra interminable. Para ello lo primero es ubicarnos, ¿dónde está Siria?

Damasco es la capital y la ciudad más grande después de Alepo. Yusra Mardini, tuvo que salir de su país acompañada por su hermana debido a que la inseguridad que imperaba en la ciudad ya no le permitía llevar una vida segura. Desde muy niñas, su papá les enseñó a nadar y más adelante preparó a Yusra para competencias que la llevarían a representar a Siria.
Y les adelanto… el saber nadar literalmente le salvó la vida a ella, a su hermana y la de varias personas que salieron en una embarcación para dirigirse a la isla griega de Lesbos, uno de sus primeros destinos antes de llegar a Berlín y buscar ser aceptada por el gobierno alemán.
Un poco de contexto de lo que ocurrió en Siria en el 2011:
Comenzó como una manifestación a favor de la democracia en la ciudad de Deraa, en el sur del país, inspirada por los levantamientos en países vecinos en el marco de la primavera árabe, se convirtió en una "pesadilla viviente", en palabras de Guterres. Cuando el gobierno sirio utilizó la fuerza para aplastar a la disidencia en Deraa, estallaron protestas en todo el país exigiendo la renuncia del presidente Bashar al Asad.
Más de 387,000 personas murieron y la guerra ha obligado a huir a la mitad de la población existente en 2011 y condenó a la extrema pobreza a seis de cada diez sirios, según la ONU.
El número de víctimas no incluye a 205,300 personas reportadas como desaparecidas y presumiblemente muertas, incluidos 88,000 civiles que se cree que murieron por tortura en cárceles administradas por el gobierno, según el SOHR.

Más de la mitad de los 22 millones de habitantes de Siria antes de la guerra tuvo que huir.
De ellos, según cálculos de Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados, 6,7 millones son desplazados internos.
Otros 5,6 millones de sirios están registrados como refugiados en el extranjero. Países vecinos como Líbano, Jordania y Turquía, que albergan al 93% de ellos, enfrentan uno de los éxodos de refugiados más grandes de la historia reciente. Un millón de niños refugiados sirios han nacido en el exilio.

Hoy la guerra continúa, Siria sigue formando parte de los países con mayor número de refugiados y desplazados. La cifra va en 13,2 millones de personas.
Lo he dicho en otras entregas, hablar de cifras resulta sencillo, incluso nos hace ajenos al problema, lo que hacen estas lecturas es sensibilizarte de la realidad de muchos, de cómo es vivir con miedo, con miedo a que caiga una bomba, a que tu familia no regrese, entre muchas otras cosas difíciles de imaginar.
En la vida de Yusra Mardini, existen personajes que la marcaron por lo malos que fueron, por las mentiras, el juego emocional, y hace pensar en lo poco que podríamos llegar a confiar en las personas, como es el caso de los traficantes que muchas veces las engañaron. Sin embargo, a su llegada a Berlín, se encontró con un ángel en medio de toda esta situación, el alemán Sven Spannekrebs, quien no solo se convirtió en su entrenador, también fue su amigo y la persona que le ayudó a ella y a su familia a poder encontrar un espacio en Alemania.
Hay figuras sumamente importantes en la vida de Yusra, como su hermana, quien fue su compañera en todo el camino y juntas vieron cómo salir adelante; su papá que fue quien la inició en la natación y su madre que siempre la apoyó y valoró todos los esfuerzos que hacía.
Existe un mensaje clave para mí en este libro… por más que no me gusten cosas de mi país, jamás me gustaría irme producto de una guerra y peor aún, no poder regresar cuando así lo decida. También admiro la resiliencia y esa capacidad que tienen muchas personas para sobreponerse ante situaciones tan complejas.
Yusra Mardini se convirtió en parte del grupo de refugiados que tuvieron un espacio en las olimpiadas de Río 2016. Logró su sueño, participar en los Juegos Olímpicos y actualmente se sigue preparando para Tokio 2021.
Jamás le gustó el nombre de refugiada, ama a su país profundamente y se siente orgullosa de la historia de Siria y de lo importante que es Damasco, declarada patrimonio de la humanidad desde 1979 por la UNESCO, conquistada por Alejandro Magno en su momento.

La historia es sumamente interesante. Es por ello que les dejo algunos datos que encontré de Siria y que vale la pena conocer:
Siria es el único país árabe con una constitución laica. La ley islámica es inconstitucional.
Antes de la guerra civil, Siria era el único país en la zona sin guerras ni conflictos internos.
Siria es el único país del mundo que ha admitido refugiados iraquíes sin ninguna discriminación social, política ni religiosa.
Alrededor del 10% de la población siria pertenece a alguna de las muchas ramas cristianas. En otros países árabes la población cristiana no llega al 1%.
En Siria, las mujeres no tienen la obligación de cubrirse el rostro con un velo, llevar burka ni chador.
Las mujeres sirias tienen los mismos derechos que los hombres al estudio, salud y educación.
Siria es el único país árabe que no tiene deudas con el Fondo Monetario Internacional
Siria posee unas reservas de petróleo de 2,500 millones de barriles, cuya explotación está reservada a las empresas estatales.
Parte de la información que ven en esta reseña la tomé de la siguiente fuente y les dejo una de las entrevistas donde Yusra Mardini cuenta un poco sobre ella y su experiencia.
Sin duda una autobiografía que vale toda la pena leer para ser más empático ante uno de los hechos que hoy siguen viviendo miles de personas en Siria.




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