La Cabeza de mi Padre | Alma Delia Murillo

Escribo para soltar el dolor del pasado y la angustia del futuro.

---

No puedo creer –o más bien sí– lo que la escritora Alma Delia Murillo logra conmigo y creo que con varios lectores. Apenas me enteré de que su último libro estaba publicado y a la venta, no perdí tiempo y me dirigí a comprarlo.

Uno reconoce cuando una escritora es una garantía y para mí, ella lo es. He escuchado muchas críticas negativas sobre el libro, sin embargo a mí me parece una verdadera delicia la forma en que narra su vida y como pone en papel, a través de las letras, todo ese proceso que vivió con su padre, además de compartirnos datos de lo que ocurre en México respecto a la paternidad y la ausencia de ésta.

Hoy día siento que la conozco. Es como si me hubiera ido a tomar un café con ella y reconocer cómo coincidimos en varios aspectos: es una corredora (y la forma en la cual lo define se asemeja mucho a mi forma de vivir esa pasión por correr: somos tercos, controladores, sufridores de resistencia; de verdad es un ansiolítico poderosísimo, además es gratis), es amante de la literatura y crítica incesante de los horrores que ocurren en nuestro país, feminista y luchadora por esa equidad de género, pero ante todo eso, Alma Delia es una mujer que ha decidido ser su propia versión, no esa que nos han tratado de imponer a las mujeres, quizá será por eso que la admiro aún más. (Rara, anormal, perturbada, histérica. La cordura es elegir a un hombre, el que sea; la insensatez más incomprendida es elegirte a ti misma).

En fin… más allá de lo que admiro a la escritora y a la mujer, les quiero platicar un poco más del libro y de por qué es una lectura obligada para muchas mujeres e incluso para muchos hombres.

En este país, pocos son los hijos que cuentan con un padre que guíe su camino. Vemos y reconocemos a más mujeres que están trabajando y luchando día a día para sacar a su familia adelante, porque la figura paterna, la persona que solemos llamar padre se ausenta o simplemente desaparece. Las cifras que presenta en el libro sorprenden: en México hay doce millones de hogares sin padre.

La ausencia de un padre en todos los aspectos es atroz, causa huellas muy profundas que con el tiempo uno debe aprender a trabajar y en ocasiones no se encuentra ni la forma o inclusive el tiempo, porque a veces la dinámica de la vida no nos permite eso y después nos estamos preguntando por qué actuamos de ciertas formas, y muchas de esas respuestas se encuentran en la ausencia de un padre.

Si la vida es sueño, la muerte también. ¿Por qué habría de ser diferente?

No solo es lo económico, esto es aún más profundo; la parte espiritual, el amor es lo que le da valor a esa relación entre un padre y sus hijos. Cuántas mentiras nos tenemos que contar muchos de nosotros cuando un padre se ausenta, solo para sentir menos dolor o simplemente para tratar de estar bien.

Es demencial todo lo que ignoramos de nuestra tribu, cuántos huecos rellenamos con silencio o confusión o con historias inventadas.

A través de 203 páginas y 30 capítulos, Alma Delia logra nuevamente mantenernos al filo de querer saber qué es lo que pasará en el siguiente capítulo, pero también de invitarnos a la reflexión, o por momentos –en mi caso– de hacernos sentir cierto dolor, alegría y sí, lo reconozco, una que otra lágrima.

Una historia que es producto de su propia biografía, lo cual la vuelve aún más portentosa… no es fácil acallar los demonios que uno trae y mucho menos plasmarlos y convertirlos en arte, ese arte que por medio de las palabras escritas logran hacernos imaginar caminos, paisajes, personajes y momentos.

Todos escribimos la novela para terminar el relato que nos contaron a medias, los que nos dieron origen, o al menos lo intentamos.