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¿Feminista?

  • Foto del escritor: Mariana E
    Mariana E
  • 17 jun 2020
  • 5 Min. de lectura

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La respuesta es sencilla y clara en mi vida desde hace varios años.

Por supuesto que soy una #Feminista y todo lo que esto conlleva.



Desde hace varios años me he ido descubriendo, definiendo, he cambiado con el tiempo y con eso mis intereses. Con el paso del tiempo, he ido aprendiendo y desaprendiendo ideas impuestas y encontrando a una Mariana mucho más clara sobre algunos temas, causas y efectos en la vida. Y estoy segura de que hoy muchos me señalan como una #Feminista, y claro que lo soy.


Antes de entrar en detalle, les quiero compartir algo muy personal que en otras ocasiones les he comentado brevemente.


Regularmente pienso mucho, medito... ¿cuál será la siguiente lectura?. Muchas veces selecciono mis lecturas en función de mi mood, otras por ser regalos y recomendaciones que ya no puedo dejar pasar más tiempo para iniciar. ¿Y por qué les cuento todo esto? Porque estoy convencida de que los libros en mi vida han llegado en los momentos idóneos, en esos donde tengo que entender que hay un mensaje importante y en otras ocasiones simplemente enamorarme a través de las novelas. En esta ocasión quise retomar este tema en mi blog, porque tenía entre mis pendientes el libro: #Todos deberíamos ser feministas, de Chimamanda Ngozi Adiche.


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¿Y porqué fue el mejor momento? Sencillo, los casos de abuso a mujeres se han incrementado derivado de la situación que estamos viviendo y no es un tema menor. Debemos seguir hablando, de seguir informándonos, investigando, leyendo y teniendo argumentos para sostener conversaciones y/o discusiones respecto de lo que sucede, y no solo esperar a que llegue el mes de marzo para que salir a la calle y manifestarnos. No es un tema de las mujeres únicamente; es un tema de hombres y mujeres y de cómo educamos a nuestros hijos.


Muchas veces me cuestioné si estaba bien decir abiertamente que era una Feminista. Me daba miedo, no tenía del todo la confianza para hacerlo y con el tiempo descubrí que esta palabra está llena de connotaciones y muchas veces negativas. Y para poder tener esta discusión tenemos que abrir nuestras mentes, es decir nuestras ideas, pensamientos y creencias. Dejar los estereotipos y cuestionarnos.


Me sorprendió profundamente como Chimamanda, escritora nigeriana, cuenta una historia que es tan similar a la que vivimos muchas mujeres todos los días en México.


La historia tiene como base la ciudad de Lagos, Nigeria. Una ciudad de la que vale la pena que vean imágenes y videos, se sorprenderán. Es el núcleo comercial más grande del país.


El libro me hizo total conexión con lo que he vivido muchas veces y que me he cuestionado como mujer.


Amo profundamente ser mujer. Si de algo le estoy agradecida a la vida, es el hecho de serlo, aunque ello implique tantas cosas no del todo positivas para mi género en muchos ámbitos y una forma de entender mi postura. Lo explicó de forma muy concisa Wangari Maathai, premio Nobel keniana, diciendo que "cuanto más arriba llegas, menos mujeres hay".


Me aterra pensar que no hemos evolucionado nada como sociedad y en cambio estamos tan pendientes de las innovaciones en materia tecnológica, por ejemplo. Pero nuestras ideas sobre temas de género no han evolucionado mucho.


Me vinculé e hice mucha conexión con Chimamanda a través de esta lectura porque en una parte del libro señala que cuando empezó a escribir de estos temas, le decían que parecía que tenia rabia y coraje. Y me pasa lo mismo cuando hablo de estos temas; la gente piensa que estoy molesta, enojada o que incluso no estoy a favor del género masculino, y la realidad es que es todo lo opuesto en función del género masculino. Sin embargo, sí tengo mucho coraje y rabia de que no evolucionemos, que siga viendo patrones –incluso dentro de mi familia–, educando a muchas de las niñas para servir. ¿Por qué? Dejemos ya de repetir tantas cosas sin sentido. Empecemos a cuestionarnos más y actuar cómo nos gustaría que fuera el mundo para las próximas generaciones.


Por supuesto que el género importa, y sueño con un mundo donde seamos más felices. La única manera de hacerlo es criando y educando a nuestros hijos de otra forma. Dejar de ser como tenemos que ser, en vez de reconocer cómo somos realmente o cómo queremos ser, sin sufrir la carga de las expectativas de género.

Porque como mujer les puedo decir que no quiero reprimir a los hijos que espero un día tener. Si es un niño, no quiero decirle que no llore, que no muestre su vulnerabilidad sino todo lo opuesto. Un niño es un ser lleno de emociones que tiene que experimentar y no tendría por qué ocultarlas; tampoco quiero decirle a mi hija que “sirva” o que se tape o que no se muestre como ella es, porque de otra forma podrían abusar de ella. ¡No quiero de verdad!


Debemos romper esta idea de que las mujeres solo estamos esperando el matrimonio o tener hijos, ¿por qué al hombre no se le cuestiona lo mismo? No señores, debemos aprender a ver a la mujer mucho más allá de estas ideas. Como sociedad consideramos a la soltería como un profundo fracaso personal. ¿Por?


Te amo por lo que eres y sumas a mi vida, también por todo lo que tenemos que aprender juntos y no por las ideas que nos han metido en la cabeza en función de lo que tiene y debería ser.


A esto se le llama de una forma que fácilmente se nos olvida: Respeto.


Me encanta esa parte donde señala que tenemos que desaprender muchas lecciones de género. Porque la vida no es únicamente de aprender, también tenemos que hacer lo opuesto para evolucionar y más si vemos que no hemos logrado cambio alguno o que no ha contribuido a nuestro desarrollo como sociedad. En mi caso, me sigo sintiendo vulnerable ante las expectativas y muchas veces me lo sigo cuestionando. He incursionado en ámbitos donde muchas veces no es del todo bien visto que las mujeres opinemos o que incluso me ha pasado que se le da mucho más credibilidad al hombre. Por ejemplo al platicar de política, leer cierta literatura, el propio futbol que es un deporte que me fascina. Es normal que piensen que una mujer no puede conocer del tema y como esos ejemplos, muchos más; sin embargo, soy más feliz cuando estoy teniendo una buena discusión. La triste verdad del asunto es que, en lo tocante a la apariencia, seguimos teniendo al hombre como estándar, como norma. O lo peor, cuanto menos femenina se vea una mujer, es más probable que la tomen en serio.


Para mi bien, hace mucho tiempo que decidí ser una mujer que usa vestido, falda y tacones casi todos los días, porque disfruto de mi feminidad y aunque a veces me han hecho sentir incómoda con miradas, gritos en la calle o frases incómodas, no dejaré de hacerlo, porque me siento plenamente feliz como soy. Y espero que algún día entre mujeres nos elogiemos mas.


Cuando veo todas estas situaciones en mi vida, no puedo dejar de leer, investigar y hablar sobre el tema y sobre todo, crear acciones para que las cosas sean distintas.


No es fácil tener conversaciones sobre género. Incomoda y a veces hasta irrita a la gente. Tanto hombre como mujeres se resisten a hablar de género, o bien existe una tendencia a restar importancia rápidamente a los problemas de género. Porque siempre incomoda pensar en cambiar el estado de las cosas.


¿Existe un problema en función de género? Por supuesto, y tenemos que seguir hablando sobre el tema. Saber quiénes están haciendo la diferencia en el mundo y cómo es que hoy existen países, algunos de los más avanzados, con líderes mujeres. Estudiemos la historia de estos países y la trayectoria de dichas líderes, ¿Cuáles han sido esas acciones que han generado un cambio?


Repliquemos lo bueno y sigamos construyendo lo que queremos para todos en este mundo.



La cultura no hace a la gente. La gente hace la cultura.


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Sobre mí

 

Soy Mariana, curiosa por naturaleza, apasionada de los libros, los viajes y las preguntas que nos hacen crecer.

Hace 7 años inicié este espacio como un rincón para compartir lecturas, reflexiones y momentos. Hoy lo escribo desde Alemania, pero con la misma energía y amor con el que comenzó en México.

© 2025  |  Mariana Espinosa

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