El día que aprendí que no sé amar | Aura García-Junco

Mariana E
20 sept 2022
4 Min. de lectura

Somos la primera generación a la que el amor debería dejar de dolerle.

La felicidad se vuelve una responsabilidad.

Un libro publicado en el 2021, del cual no deberían dejarse llevar del todo por su nombre. Es un ensayo donde se invita de cierta forma cuestionar la exclusividad de las relaciones sexo-afectivas. Un ensayo muy bien escrito, narrado desde la propia historia de la escritora y su cuestionamiento mientras estaba en un bar, a partir de relaciones abiertas que ella había tenido. Escritora mexicana, de 33 años, elegida por la revista británica Granta como una de las mejores narradoras menores de 35 años en español.

Para muchos de nosotros –y sí, soy de esa lista– es poco probable que decidamos estar en una relación abierta, pero qué interesante es podernos cuestionar todas esas historias que nos han hecho creer como sociedad de lo que debería de ser una pareja, y es que el cuento nos lo han vendido desde siempre. Vale la pena que llegue ese momento en el que nos hagamos esa pregunta tan importante: ¿cómo queremos vivir nuestras relaciones de pareja?

A través de este ensayo se pretende hacer una revisión sobre los vínculos en el siglo XXI, que me parece sumamente relevante. Romper ciertos paradigmas, tomando como base el conocernos y reconocernos, sabiendo lo que sí está alineado con nuestros valores, gustos y preferencias.

En el libro hay muchos puntos que particularmente desconocía sobre las relaciones abiertas, cómo es que éstas se dan e inclusive las reglas que de alguna forma deben ser marcadas. De cierta forma esto rompe con viejas ideas, pero sobre todo marca la pauta para reducir machismos que en algunos casos son fomentados por las mujeres. Como se señala en el libro: El machismo es un problema que recorre todos los estratos de la sociedad, pero es más fácil asumir que está del otro lado, bajo la presunción clasista y colonialista de que los otros son menos civilizados que yo.

Un ensayo que sin duda te invita a que lo comentes, a que lo analices, ya que después de años de investigación la escritora no solo plasmó eso, sino también su propia experiencia en el tema, lo cual lo hace mucho más enriquecedor.

"En el amor libre no soy de ti ni de nadie".

Diría mi madre –y es una frase que tengo muy presente–: el amor es libertad, y como señala la escritora, en el amor libre no soy de ti ni de nadie. Y es cierto, nos acompañamos, decidimos estar juntos, pero no por eso debería verse coartada mi libertad de hacer y mucho menos de ser. Y entramos en temas como la necesidad de poseer, quel está basada en la ilusión de seguridad que eso brinda. La cual por cierto, no existe…

El amor suele comprenderse como un monolito, pero está compuesto de muchas nociones culturales y es profundamente ideológico. En las diferentes culturas y épocas, las formas de amar y de formar relaciones estables han variado hasta extremos inimaginables. Basado en el aspecto cultural y como bien señala la escritora, en la sociedad occidental el amor de pareja es el centro de las aspiraciones de la vida de las mujeres. Los hombres en cambio, forman parte del sujeto del amor, son los receptores; ellos son amados, en voz pasiva.

Me trastorna lo que la escritora menciona y que es tan cierto como profundo: la insistencia del varón es una cualidad, la pasividad de la dama una virtud. Los hombres dan por sentado el amor. Que diga en cambio, cuánto de su tiempo ha dedicado la mujer a pensar en el amor, en vez de sus ambiciones personales en otros ámbitos.

Las ideas con las que me deja reflexionando el libro:

El papel de la pornografía y cómo se ha transformado; ejemplo de ello es redes sociales como OnlyFans. Pero como bien señala la autora y hace sentido con lo que pienso del tema, es una degradación de lo moral tanto de quien actúa en ella como de quien la consume.
La vinculación de la violación con el papel de la mujer y la humillación que se vive como género.
Lo importante es poder explorar la maraña de expectativas y miedos que tenemos cuando nos enamoramos.
La forma de amar en la que se nos ha educado tiene mucho del sistema económico en el que existimos.
La educación emocional no se considera lo suficientemente importante como para enseñarse en las escuelas, aunque las relaciones estén entre lo más relevante de la experiencia humana.
El amor de pareja ha sido por siglos territorio de lo femenino y, por tanto, irrelevante. Entre los varones, solo los artistas, los outcasts por definición, han podido adentrarse en el mundo femenino del amor.
… que la idea de belleza deje de tener un rol tan central en nuestras vidas, máxime en una vorágine digital. Ser hermosa no es una obligación, tampoco debería considerarse una necesidad de subsistencia.
Cuando estás convencida de que tienes que ser bella, el reconocimiento es la única forma de reafirmarte.
Eso es lo encantador del amor, que siempre renace y se sabe cultivar, si se sabe mantener el fuego, siempre estallará en una hermosa hoguera que calienta, pero no quema.
La gente ya no se divorcia porque no es feliz, sino porque podría ser más feliz.

Uno de los temas que también aborda es la felicidad… y me gusta cómo lo plantea en un mundo en el cual lo más relevante es estar sonriendo, cuando existen otras muchas emociones que debemos sentir, vibrar y saberlas aceptar.

Quizás nos vendría bien dejar a un lado la presión de hacer de la felicidad una meta de vida y pensar la vida y las relaciones como un momento en vez de como pasos hacia algo más.

No todo el dolor es sufrimiento y no todo lo molesto es parte de una dinámica de codependencia y violencia.

Páginas: 226

Editorial: Planeta

Sello editorial: Seix Barral