Protestas mal encaminadas y reformas ignoradas: el otro lado de la gentrificación.
- Mariana E

- 9 jul
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Empecemos por lo más básico: la gentrificación. Se trata de un proceso urbano en el que barrios tradicionalmente habitados por personas de bajos ingresos comienzan a atraer a residentes con mayor poder adquisitivo. Este fenómeno trae consigo una serie de transformaciones físicas, sociales y económicas que, si bien pueden embellecer el entorno, también generan desplazamiento, encarecimiento y pérdida de identidad local.
Este proceso no es exclusivo de México, es un fenómeno global. Ciudades como Madrid, Berlín, Barcelona, Río de Janeiro, Londres, Tokio o Nueva York también han enfrentado sus propias versiones de este reto. La diferencia está en cómo reaccionan los gobiernos para proteger a sus comunidades y mitigar los efectos negativos.
Llevo dos años viviendo fuera de México, específicamente de la Ciudad de México y hace unos meses estuve de visita. Caminé por colonias que solía frecuentar y que siempre me parecieron entrañables: la Condesa y la Roma. Me sorprendió ver que en muchos lugares la mayoría de las personas eran turistas o residentes extranjeros, y en varios de estos sitios se hablaba inglés como idioma principal. Esa experiencia fue contradictoria. Por un lado, me dio orgullo ver cómo los mexicanos se esfuerzan por hacer sentir bienvenidos a los visitantes —y como migrante, puedo decir que eso hace toda la diferencia—. Pero por otro lado, sentí preocupación: ¿estamos perdiendo poco a poco nuestra identidad, nuestra lengua, nuestras tradiciones? Esto ya ocurre en lugares como Tulum, donde muchos mexicanos ni siquiera pueden costear una visita.
En ese contexto, quiero referirme a lo ocurrido recientemente en la CDMX. El fin de semana pasado hubo disturbios bajo el supuesto pretexto de protestar contra la gentrificación. Pero lo que se vivió no fue una marcha pacífica, fue vandalismo. Nada justifica la violencia, y mucho menos cuando el objetivo debería ser visibilizar un problema real y urgente.
Acciones así solo generan confusión y dan pie a teorías de que incluso el propio gobierno podría estar detrás de estos actos para deslegitimar la causa.
¿Existe un desplazamiento real de la población en zonas como la Roma, Condesa o el Centro Histórico? Sí, es una realidad. Pero el Estado tiene la responsabilidad de proponer soluciones legales y estructurales. Si no lo hizo antes, el mejor momento para actuar es ahora.
Existen ejemplos internacionales que podrían inspirarnos. Por ejemplo, en Alemania, específicamente en Berlín, se implementó una congelación temporal de los alquileres (Mietendeckel) para frenar el alza de precios. Esa podría ser una medida a considerar en México. Lo importante es actuar, porque este fenómeno no se va a detener solo.
Finalmente, me gustaría ver que quienes hoy protestan por la gentrificación también se movilizaran por otras causas que están afectando gravemente al país. En estos días, se están discutiendo reformas legislativas cruciales que tendrán un impacto profundo en la vida de todos los mexicanos. Por mencionar algunas:
· Ley de Telecomunicaciones y Radiodifusión
Crea una nueva Agencia de Transformación Digital y permite a la autoridad obtener datos de llamadas y geolocalización en tiempo real —previa orden judicial— sustituyendo al IFT. Ha generado críticas por posibles “poderes de espionaje” o censura. reuters.com+15politica.expansion.mx+15elpais.com+15.
· Reforma a la Guardia Nacional
La Guardia pasa al mando formal de la Secretaría de la Defensa (Sedena), y se le autorizan funciones de inteligencia, operaciones encubiertas y comunicación interceptada por militares, incluyendo posibilidad de que sus miembros participen en cargos públicos ft.com+15elpais.com+15politico.mx+15.
Y bueno, el desastre que hoy tenemos con Morena: entre el 23 de junio y el 2 de julio se aprobó casi un paquete de 16 reformas en solo 10 días, impulsadas por ellos, lo que ha generado críticas por falta de dictámenes y debates insuficientes.
Nada justifica el uso de la violencia, no con los comercios y mucho menos con las personas.

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